Ya veo, entonces los cortes termino medio no son lo tuyo~
.-Musitó como una ligera broma, algo tonta en realidad, pero centrado en la comida antes de escucharlo y sentir sus manos deslizándose por su abdomen y cintura, casi obligado a inclinarse un poco hacia adelante cuando el peso ajeno estuvo encima suyo-.
.-Musitó esperando que ello le diera a entender cuanto podía sentirlo, en especial el apego en su trasero tan descarado, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo y bajando las manos en un intento de ayudarlo a tomar los lazos-.
El sonrojo ajeno lo deleitó, había logrado su cometido, aunque ese sería apenas el primer paso; planeaba molestarlo durante todo el tiempo que permaneciera con él. Lo observó, mientras batía unas claras de huevo y les ponía azúcar.
-Me gusta mucho la carne, bien cocida, casi quemada. Supongo que es por el tipo de dragón que soy. De todos modos, me gustan casi todas las comidas, la lasagna es muy rica.-Se le quedó viendo un momento más- Hmm.. te hace falta algo. -Tomó un delantal celeste y se lo pasó por sobre la cabeza- Mucho mejor. Yo te lo ato. Se situó tras él y estiró los brazos por su cintura, buscando tocándole el abdomen y las caderas, fingiendo que no encontraba el amarre. Luego se apegó mucho contra él, empujando su pelvis contra su trasero. -Vaya, me cuesta encontrar los amarres... -Susurró en la nuca del albino, sin apartarse de él.
Una parte de él quería largarse a reír por su propio descaro, la otra otra parte quería continuar e incluso ir más allá.
.-Al ver aquella seña, se puso en pie para acercarse y mirarlo un momento, luego observar la comida y asentir sin problema a ayudarlo para cocinar, sonrojandose de golpe, apenas un poco cuando escuchó lo último-.
Eh... V-vale.
.-Realmente no sabía que decir ante ello, dejando su atención en la comida únicamente, mezclando un poco sin dejar que el arroz terminará vuelto un batidillo y bajando el fuego de la estufa al no faltarle demasiado-.
¿Cual es tu comida favorita? La mía es la lasagna de cuatro quesos, es deliciosa~ Ah, los camarones también, son mis favoritos.
El otro podría notar como la vivienda del dragón era bastante ordenada; un departamento de una sola habitación, que correspondía al dormitorio con baño al interior, una sala y comedor unidos y una cocina no muy grande, pero donde cabía una mesita y un par de sillas además de los muebles.
-Que bueno que te guste. -Le hizo una seña con el dedo índice, llamándolo para que se acercara -¿Por qué no me ayudas y así yo aprovecho de preparar el postre? -Tras decir aquello, procedió a sacar del refrigerador unas fresas y unos huevos, dispuesto a hacer merengue con ellos. -Además me gustaría verte cocinar... Se me hace algo muy sexy... -Entrecerró los ojos, viéndolo con un toque de lujuria que no se molestó en disimular, al contrario, lo hizo de forma totalmente evidente, le divertía ver las reacciones del albino.
.-Las cosas entre ambos durante su primer encuentro fueron peculiares, él ya no sabía que pensar o decir al respecto, tampoco pensaba tocar el tema por lo penoso de la situación pero no se esperó esa invitación a comer. Aceptó con gusto, no le guardaba ningún recelo y le parecía un buen chico a fin de cuentas
Al verse en el hogar ajeno, se quedó sentado a la espera, observando los alrededores con curiosidad, cual minino, antes de escuchar aquellas palabras que le devolvieron la atención a él-.
Si, me gusta mucho en realidad. Se me da bastante bien, soy de consentir con la comida~
.-Respondiendo con una pequeña sonrisa, se encogió un poco de hombros. Debía admitir que el aroma era por demás agradable y él ya ansiaba poder probarlo, tenía hambre en realidad-.
Había conocido al muchacho humano hace poco y forma bastante peculiar, más bien, se podría decir que lo había acosado... Y esto, en cierto sentido, lo había hecho sentir un poco culpable, es por ello que ahora se encontraba cocinando para él.
Lo había invitado el día anterior, le había hablado de forma animada y bastante simple, como si nada hubiera pasado. Y ahí estaban... El dragón haciendo la cena en un caluroso día, y cuando hacía tanto calor, Velvet amaba andar desnudo, más como tenía algo de respeto por el prójimo había optado por solo quitarse la camiseta.
-Me relaja cocinar. -había comenzado a decir mientras movía el arroz frito para que no se pegara. -¿A ti te gusta? -miró hacia donde estaba el otro y le dedicó una sonrisa.
Le agradaba, no solo físicamente, aunque no era mucho lo que lo conocía, pero era de esas personas con las que sentía química y grandes deseos de conocerlo más a fondo.
