Muchos se ahuyentaron por la mirada asesina del Sayayin y así tuvo que quedarse de pie, a brazos cruzados mientras ella hacia sus compras. Supo despues de varios cambios de ropa y el típico: "¿Qué tal me veo?" Que claramente lo estaba provocando, sus ojos que parecían estar alejados de ese esbelto cuerpo se pasearon sobre esas curvas en repetidas ocasiones y aceptaba el hecho de que lo volvía loco. — Ya era hora— Ese beso le hizo sonrojar y tomó entre su mano zurda los paquetes pues con la mano diestra le sujetó de la cintura.
Para ella era divertido pero para él un completo estrés.
Luego de cancelar el valor de todo lo adquirido, salió junto con ella sin soltarla para caminar entre la mirada de los traseuntes. — Pensaré lo que dices con respecto a Bra y Trunks —

A veces se preguntaba porque se contenía, en un tiempo de antes habría hecho volar de un movimiento todo el lugar, incluyendo a los mirones. Pero recordaba que no destruyó la tierra porque simplemente su mujer es una terricola y todo su vínculo sanguíneo era igual. De todas formas sus suegros no eran unas personas molestas y cuando cuenta se dió ya estaba esperando a su primogénito, Bulma logró domarle... Un poco. — ¿¡Eh!? ¿¡Pero que demonios estás diciendo!?— Exclamó observando como se sujetaba de su fuerte y musculoso brazo para tener que fulminar con la mirada a todos los presentes — ¿¡Que están mirando, basuras!?— [1/1]

— ¿Sigues empeñada en que Bra, entrene?— Cuestionó sin expresar su real preocupación y más bien recelo de que algo le sucediera a su hija — Esa insecta bebé tiene más madera de científica que de guerrera— Al terminar la frase abrió la puerta del auto para bajarse de él, estaban justo en el parqueadero del centro comercial y estar ahí era un enorme esfuerzo para el guerrero Saiyajin, detestaba el ruido, la gente, la aglomeración y ahora: las miradas de los hombres sobre su mujer que ahora parecía más su hija que su pareja.
Decidió acercarse para tomarla de la mano mientras fruncia el ceño — Vamos — [2/2]

Increíble.
Bulma realmente es una terricola interesante, en definitivo cooperaria con cualquier idea que tuviera. Su relación era mucho más madura e iba más allá de solo criar a sus hijos, luchar para mantener a salvo la tierra y entrenar, había mucho más que eso: podían tener alianzas en dónde buscar algo que ella deseara representará una aventura para él y un crecimiento profesional para ella, todo eso en gran medida le agradaba. — Pan comido— Sin embargo algo en la charla logró picar un poco su ego, se cruzó de brazos y chasqueo la lengua — No tengo interés de hablar sobre tus planes con esas sabandijas— Aseguró observando el paisaje hasta que a lo lejos de vió la ciudad. [1]

— ¿Eh? Ya vamos de compras, ¿Qué más quieres, mujer?— Obvio que sudo frío al ver ese gesto tan coqueto en ella, pero bien sabía que no era una mujer de estar pidiendo ayuda o favores era completamente autosuficiente y era de las cosas que más le gustaba de ella — ¡Hmp!... ¿Que es lo que quieres?— Trato de parecer indiferente pero por dentro de sus pensamientos ya le había besado una y mil veces su cuerpo entero, ya tendrían tiempo para estar completamente a solas por ahora tenía un objetivo marcado en su mente: ir de compras. [2/2]

La discusión hubiese sido larga sí los padres de Bulma no intervinieran, Vegeta estaba de por más cabreado, nervioso y cada segundo que transcurría sus celos aumentaban, le vió entrar de nuevo a la habitación para cambiarse y al verla salir nuevamente ese rubor fue evidente en su rostro — Tardaste mucho, es hora de irnos— Por más que lo intentaba no podía apartar la mirada de esas bellísimas curvas, todo este asunto con ella se estaba convirtiendo en una batalla de emociones que intentaba librar en su interior, sin mucho éxito realmente. [1]