━ Oh, mi adorada Vanya. ~

No había motivo alguno para poder negarse, estaba con ese absoluto gusto de sentir los suaves y exquisitos labios tan únicos que tenía esa mujer.
Un pequeño avance, como su cuerpo se lo permitiera, para seguir el delicado ritmo que ese nuevo beso traía, deleitándose de ese sabor al que la rubia pudo volverla adicta con cada segundo compartido.

— Kasha...~

Es al recibir ella misma uno de los dulces besos de la mayor que la rubia acomoda ahora sus manos sobre los hombros ajenos.
El agarre es suave, pero su intención va más allá ahora. Aventurandose a un beso largo y marcado, que sin perder la lentitud refleje su confianza y deseos de sentirle sobre la boca en lentos movimientos con sus labios en ella.

Un beso que sin pensárselo la hizo volver a reír, esa delicadeza y suavidad que asemejaban a Vanya como el pétalo de una encantadora flor, ese atractivo quenla captura una y otra vez.

No es capaz de resistir a la idea de simplemente robar un segundo beso, breve, pero repleto de todo el gusto que siente con tan solo un breve contacto.

━ Afortunada soy yo, de ser quien reciba a tan perfecta mujer entre mis brazos. ~

Oírle reír siempre era un escanto para Vanya, quien no podía apartar la mirada de esos ojos tan encantadores como fuertes en su mirar.

Es delicada al inclinar su pecho hacia ella sólo un poco más, lo necesario para robar de sus labios un suave beso, por el capricho de sentir su calor allí nuevamente.

— Qué fortuna la mía, que sean tus brazos los que me reciban una y otra vez.~

Finalmente los ojos se abren, entregan su mirar una vez más a esa aterciopelada piel.
Aprecia a nueva cuenta esa sonrisa que a cualquiera podría cautivar, incluso un suave reír se puede escapar. Tan embelesada que podía estar cuando era Vanya la que le hablaba.

━ Estaré ahí para ver esos intentos, para ti con los brazos abiertos.

Separó sus labios levemente, dejando que la mano reciba su suavidad y calor.
La rubia meditaba las palabras de Kasha, preguntándose si existía ese nivel de entrega hacia alguien amado. ¿Sería posible?
Estaba sonriendole ahora, respondiendo serena pero segura.

— Oh, lo puedo intentar. Quiero intentarlo.

Escucharla, esa voz que le llenaba, esas palabras que solo con recibirlas, sabría que no eran una vaga ilusión hecha por otro ser al azar.

La mano subió, suficiente para posarla sobre el dorso de aquella que le brindaba mimo, esto dibujaba en sus labios el tenue sonreír. Estaba rendida ante esa mujer.

━ No me molestaría si te quedas conmigo el resto de la existencia misma.

Esa exótica y bella mujer podría estar lanzando una mentira directo a su rostro, pero Vanya estaba cegada. Los sentimientos crecían por Kasha; admirarla era parte de su rutina en ese punto de su vida.

Su pulgar brindaba tiernas caricias en esa mejilla, ladeando su rostro al verla.

— Por mi parte, quiero hacerte saber que deseo estar cerca de ti por mucho, mucho tiempo...

Los ojos se habían cerrado, incomparable la paz que alcanza solo con un suave tacto, que la hace mover su cabeza en dirección a esa palma que le ha tocado.

No había que dar una inmensa explicación, no necesitaba ocultar su pensar, y asimismo, el hecho de que tal mujer le daba sensaciones que otros no podrían hacerle sentir.

━ Ninguno de ellos tiene el valor que posees tú, Vanya...~

— Kasha...

Musita su nombre dulcemente, como un saludo al verle así de cerca cuando decide bajar la postura.

No podía ser indiferente a su belleza, ni al hecho de que el pecho de la rubia reflejaba calor inmediato, cada vez que ella pronunciaba tales palabras.
Por eso una de sus manos se desliza suave en una larga caricia por el brazo de la azabache, hasta alcanzar su mejilla y tocarla con cariño.

— Siento lástima por el resto de los seres pero a su vez, soy la criatura más afortunada que existe por eso. ~