— Emm, ¡Basta! Te pones muy tierna y yo solo puedo... Caer bajo tus encantos — Cerró ambos párpados para sonreír un poco más y apretó con suavidad las manos de su ahora prometida, enserio estaba tan contenta que no podía evitar su mirada infantil ante tal alegría. Abrió de nuevo sus párpados y expuso el brillo de sus ojos cargados de gran ilusión.

—¿Y cómo iba a decirte que no?—verla con tanta ilusión, con esa sonrisa que se enmarca en su mente para siempre y la dicha que le produce ver a su prometida tan feliz, es un sentimiento indescriptible para ella que se manifiesta con una sonrisa de oreja a oreja y un semblante lleno de alegría. —Si eres la persona que siempre estuvo ahí desde el día que nos conocimos. Siempre lo he dicho, siempre lo diré, Vi. Tienes un buen corazón.