No se hizo esperar, chasqueó los dedos y, tan pronto como ese sonido atrajo la atención de los guardias que cuestionaban la entrada, una fuerte luz llego desde el cielo, un rayo que directamente atravesó la cabeza de aquel par, un acto silencioso pero mortal. Mas lo siguiente no sería tan galante. Un objeto que cayó después que los cuerpos sin vida descendieran, gigante espada la que llegó a golpear el costado del edificio para derribarlo al instante; una cuarta parte de esa gran arma atravesó el suelo, y la rubia carcajeó en respuesta, alzando los brazos a cada lado, una vez más, pronosticaba en caos absoluto.
