— No. No quiero verme nuevamente involucrada con personas como tú. Creí que eras diferente, Serge. — Un suspiro precedió sus palabras demostrando así la decepción genuina que no podía dejar de sentir por él resultado que todo había tenido; desde el primer día en VILE hasta ese momento.
Sin embargo, Ventura tenía un as bajo la manga y es que nunca se retiraba las muñequeras que Astra había hecho para ella y que no se notaban merced a la longitud de las mangas de su saco. Ni siquiera tuvo que hacer un movimiento brusco, apenas un ligero movimiento de muñeca activo el comando, el gancho salió y fue disparado hacia la ventana más alta del recinto elevando a Ventura en menos de dos segundos, permitiéndole escapar nuevamente.
— Au revoir, Typhoon. — Le guiñó un ojo, aún esperaba que él fuese tras ella o que intentará adivinar la trayectoria de su escape y le disparara y para eso seguía conservando el puñal en su otra mano.
Mentiría si dijese que sentía el menor atisbo de miedo: jugarse la vida era parte de su trabajo, y que fuera Ventura quien le obligara a hacerlo solo hacía más excitante la experiencia. Aunque sabía de las habilidades de la joven, su comentario le pareció una fanfarronada: después de todo, Serge era el maestro indiscutible cuando de armamento se trataba.
Dejaste de ser mi mejor amiga porque así lo quisiste. ¿Ahora te arrepientes, princesa
Una breve risa precedió a su comentario; más un reflejo que una auténtica señal de que hubiera bajado la guardia. Eso nunca sucedería.
En VILE nos enseñaron a sobrevivir; y tú no eres la excepción. Ahora, ¿lo haremos por las buenas, o por las malas? Tú elige: las damas primero.
— Sea como sea, mi muñeca es mas rápida que cualquier pistola. — Sonrió sin temor alguno mientras sus manos se mantenían arriba; cualquiera diría que se le percibía relajada pero en realidad todos y cada uno de sus sentidos se hallaban despiertos y alertas del siguiente movimiento. — ¿Vas a dispararle a la que fue tu mejor amiga? Pero qué cosas tan malvadas enseñan en VILE.
