Sonrió al oírle hablar semi dormida, llevo su mano libre a la mejilla de la rubia y la acarició—No, no lo harán, no dejare que te alejen de mi, descansa, Odiosa — Volvió a tomar el volante y condujo hasta su destino, sería una larga noche—

Una sonrisa comenzó a dibujarse en su rostro. ¿Bea sonriendo? Sí, era la primera vez en años que sonreía y se sentía en paz, feliz. Se acomodó en el asiento y comenzó a cerrar sus ojos para poder reposar, incluso se había quitado los tacones para descansar sus pies y pudiera estar bien para cuando llegaran al hotel. No le costó dormir, no necesitó de un trago o un fármaco para hacerlo, solo sabía que tenía la mejor compañía en aquel auto. —Nunca... nunca van a encontrarnos, Al, y si lo hacen... hm, les va mal.—

—Entonces volvamos a casa, mi maleta está en la cajuela así que dinero no ha de faltarnos para volver y tengo mi pasaporte — le miro un momento y dió un breve beso en su frente, se le veía cansada, fue una tarde de muchos sentimientos encontrados y mucha adrenalina— Puedes descansar un poco, te despertaré en cuanto lleguemos al hotel y no te dejare dormir en toda la noche, así que descansa, mañana nos largaremos de aquí y no dejare que nos encuentren — volvió su vista al camino, conduciendo así rumbo a Sicilia

Ya que todo ajetreo se había terminado, se acomodó en su asiento y se colocaba el cinturón, guardando ambas armas en la guantera y acomodándose su cabello que se había despeinado bastante. —No, no lo sabe y jamás lo sabrá. Lo bueno es que traje la cartera y el pasaporte para cuando poder irnos— Suspiró algo pesado, había quedado algo agotada, emocionalmente, al haber enfrentado por primera vez a una de sus autoridades. Giró un poco su cuerpo, para quedar mirando a Alessandro y le abrazó con uno de sus brazos para acariciar sus cabellos mientras conducía. —Debe haber un buen hotel ahí, mañana podremos irnos desde temprano.— Volvió a dirigir su mirada hacia atrás, verificando que nadie les siguiera, no había algún otro auto que pudiera reconocerles.

Puso el auto en marcha tan pronto como subieron, aún así se vieron envueltos el aquel fuego cruzado, miro por el retrovisor a los hombres de su padre y luego se giro a mirar a Bea tan pronto estuvieron lejos de la zona de fuego, al menos lo suficientemente retirados para ser alcanzados por las balas, espero a que ella se acomodara en su asiento para hablar— Iremos a Sicilia, 'Ndrangheta no tienen poder ahí y los miembros de la cosa nostra no tendrían por qué ayúdales, buscaremos donde pasar la noche, cambiarnos y mañana saldremos al aeropuerto y de regreso a casa ¿Tú padre sabe dónde has estado hasta ahora? — Pregunto sin detener el auto y solo mirándola de reojo mientras conducía atento al retrovisor, esperando que ningún auto les hubiese seguido —

No creyó que por romper tradiciones habría un caos total. Muchos cubrían a sus jefes, otros buscaban refugios debajo de las mesas o en los tocadores. Bea siempre siguió a Alessandro, fijándose si alguien quería irrumpir en su planeada huida. Estando en el auto, no solamente tomó el arma de la guantera, sino que siempre tenía un "as" bajo la manga, mejor dicho, bajo su falda, pues debajo del vestido portaba otro revólver, parecido al de Alessandro, pero de menor calibre, clásico, nunca le fallaba. El auto ya había arrancado y la rubia tuvo que bajar el vidrio de la ventana para poder tener mejor visibilidad. Hubo algunos que apuntaban al auto, logrando llevar un fuego cruzado entre la pareja y subordinados de aquellos que los tomaban como fugitivos. Algo era seguro, la puntería de Bea era tal como la frase "donde ponía el ojo, ponía la bala", disparando a cada uno que se interponía en su camino, aunque fallaba a otros por la simple movilidad del auto. —¿A dónde iremos ahora?—

En un momento se formó un gran caos la madre del sujeto al que le había disparado gritaba histéricamente luego de que la rubia le disparará, Alessandro solo miro a Bea cuando está le quitó el arma y sonrió para ella— Vas a quedarte conmigo— sin duda alguna era la mujer perfecta para él, tomo de vuelta su arma y la guardo, su padre comenzó a movilizar a su gente en cuanto la virgo y el Scorpio comenzaron a escapar, le tomo de la mano, mientras le guiaba en dirección a donde estaba su auto, se podía oír a la gente gritando, dando órdenes de reforzar la seguridad, pues luego de los disparos varios miembros de diferentes familias comenzaron a mover a su personal, lo cual favoreció a la pareja que pudo mezclarse entre la gente para su huida —Vamos, corre — Menciono Alessandro mirando a su espalda en cuanto se vieron cerca del auto abrió las puertas de este para que ambos subieran, estando en el auto miro a Bea— Hay una arma en la guantera, tómala, deberás cubrirnos mientas nos saco de aqu

No se inmutó cuando Alessandro había disparado, al contrario, soltó una pequeña risa que había sorprendido a su propio padre. —Creo que con esto nos despedimos. Nos encantó la velada de hoy.— Estuvo a punto de comenzar a despedirse, haciendo una reverencia con solamente la cabeza, viendo como la familia del herido quería sostenerlo para que no cayera, maldiciendo a la los Shültz y a los Montalbano Bellucci por igual, y la madre de aquel moribundo quería tomar el arma con el que había sido amenazada la rubia con anterioridad, con intención de querer detonarla en contra de la pareja, a lo que Bea actuó algo rápido, quitándole a Alessandro el arma con la zurda y disparó en dirección de la mano que tenía el arma, provocando que todos ya llegaran a alterarse y quisieran detenerlos a ambos. —Con su permiso, luego nos dan la cuenta de gastos médicos...— Dijo antes de devolver el arma a Scorpio y lo jalaba del brazo para comenzar a correr, levantando un poco su vestido y no tropezarse, abriénd

Dejo que Bea hablara, sabía bien que ella sabía defenderse por si misma pero aquella era una ofensa que no pasaría por alto, Alessandro no necesito que su padre le hablara, sin decir más saco un revolver de entre su saco y apunto directo al ex prometido de la virgo y sin más le disparó en la pierna derecha bajo la rodilla— No vuelvas a apuntarle a mi mujer o la próxima bala irá a tu cabeza — Miro a su ex prometida esconderse torpemente tras de su padre y rio un poco para luego volver su mirada a Don Shültz y luego a su padre— Tiene cosas que hablar y este sujeto necesita atención médica— Se acercó a Bea y le ofreció su mano— No es mala la propuesta de su hija, ellos dos podrían llegar a un buen acuerdo, son tal para cual— Mantuvo el arma en su mano en caso de que al idiota se le ocurriera una estupidez

hija de la familia que tenía trato con los padres de Alessandro, como una evidente burla que quería arremeter en lugar de llegar a usar fuerza o crear un regadero de sangre en vano. —De seguro esa familia puede tener un mejor trato y dejen a los más poderosos negociar, gracias.—