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Daichi estaba paralizado mientras no podía creer lo que sus ojos veían, después de tanto tiempo una de sus historias favoritas era real. Observo a los ayudantes que le escaneaban buscando información y casi sonrió cuando esta dijo que no era un sujeto hostil. Estaba a punto de decir palabra pero el repentino alejamiento de esta casi le deja plantado en aquel sitio de nuevo. —¡E-spera....!— Sus piernas se habían comenzado a mover de nuevo en un impulso por querer ir detrás de ella. —¿Eres la reina nasod? Tu apariencia es como en los libros que encontré hace muchos años...Tu nombre es Eve, ¿cierto?— Había dicho aquello con la esperanza de que su conocimiento por aquellas viejas historias llamaran la atención de ella y se quedara un momento más al menos. —Soy Daichi. Un placer.— Dijo para luego hacer una reverencia aunque aún ella estaba levitando y le daba la espalda.