Tranquila, sabia, fuerte y decidida
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User1570268 · M
Las voces aumentaban en el viento apaciguante de aquél acto. Los arrullos, el ambiente, todo sonaba acorde a una sonata con feroces partituras amenazantes de la vida misma. La oscuridad absorbente de toda vida misma se disminuía pot aquél tacto, los roces de los dedos sobre las llamas resultaron la calma de la guerra que yacía sobre sí mismo. El tacto de los pétalos de las flores y estrellas contra la maldad pura y sin cara cuál se presentaba como llama apaciguante quemando poco a poco su alma.
[i]Aún disminuida, la fuerza aumentaba en su interior, se resguardaba para ser expulsada nuevamente acabando con las vida de muchos pero él debía soportar todo ése dolor, toda esa agonía que le quemaba por dentro para no lastimar a los demás. La guerra no acaba pero las esperanzas en su mente se desvanecen como gotas de rocío. Por seguridad se alejo unos pasos, la incertidumbre y la inseguridad se hacían presentes en él, en aquél temor de dañar a aquella elfa cuál resultaba poco a poco a curar de está maldición que lo conlleva de hace siglos. En sus bastos recuerdos se presentaba la vida, una vida dónde jamás conoció la libertad de sí misma. Alzó su rostro escuchando aquellos pasos a la lejanía, sus orbes rojos brillantes sobre el oscuro vacío que trascendió en todo ése plazo, la energía aumentaba cada vez su sintonía e imponía más y más. La vida arrebatada de un hombre cuál perdió todo y hoy en día desea la libertad absoluta. [/i]— La sangre derramada que fluye sobre mis manos, tantoa gente inocente y vidas arrebatadas. La vida no tiene sentido alguno sí la privatización de mí liberad es la condena eterna que conlleve desde toda la vida. Crecí cómo semilla, fuí fruto manantial pero las raíces fueron quemándose con el paso del tiempo siendo la perdición y mi decadencia. Mis oportunidades en este mundo son limitadas, sucumben los alrededores con mí sola presencia. — Se alejo unos cuantos metros más, la desesperación sucumbía en sus alrededores y el temor de hacer daño se hacían nuevamente presentes, la explosión de sensaciones y dolor que uno mismo conlleva provoca llegar a la locura sí no se cumple el tiempo estimado.
Una bomba de tiempo se formaría nuevamente aunque noto la presencia de aquella mujer. Coloco sus propias manos en su cabeza, al igual que una hilera de sangre se formaba sobre la comisura de sus labios. Algo ocurría, no sabía a la perfección sí sé estaba librando o hundiendose más en esas torrenciales llamas cuál opacaban todo su cuerpo. Su vestimenta aún seguía intacta, era curioso pero aún así su alma dañada era la agonizante de tanto dolor. — Han sido muchos años desde aquella experiencia, mi dolencias se ha marcado y no me surgen condolencias hacía gente que he dañado arrebatando a sus familias para saciar esta sed que día a día me suplica. — Lo agobiante que resultaba, el monstruo que se había convertido al ser sumergido en todo lo relacionado al vacío como sí de un limbo se tratase. — ¿Eresties? — Comentó con un susurro al escuchar aquél nombre tan peculiar y familiar cuál trascendió sobre su mente. ¿Quién era esa misteriosa jinete? Una nueva incógnita resurgirda en todos los aspectos. — ¡No puedo! ¡Lastimare a todos! No puedo acercarme. — Intenta acercarse nuevamente, a sus alrededores las llamas quemaron el césped y un poco el ambiente pero logro acercarse lo suficiente para así mirarle a los ojos. — El esfuerzo realizado me quito las energías de todo, la soledad y oscuridad son las fieles acompañantes en este transcurso de la vida. — Dejo escapar un leve suspiro y así mismo se sentó un poco, aún su interior sucumbía como sí sé tratase de una tortura y un peso que cargo desde años.
[i]Aún disminuida, la fuerza aumentaba en su interior, se resguardaba para ser expulsada nuevamente acabando con las vida de muchos pero él debía soportar todo ése dolor, toda esa agonía que le quemaba por dentro para no lastimar a los demás. La guerra no acaba pero las esperanzas en su mente se desvanecen como gotas de rocío. Por seguridad se alejo unos pasos, la incertidumbre y la inseguridad se hacían presentes en él, en aquél temor de dañar a aquella elfa cuál resultaba poco a poco a curar de está maldición que lo conlleva de hace siglos. En sus bastos recuerdos se presentaba la vida, una vida dónde jamás conoció la libertad de sí misma. Alzó su rostro escuchando aquellos pasos a la lejanía, sus orbes rojos brillantes sobre el oscuro vacío que trascendió en todo ése plazo, la energía aumentaba cada vez su sintonía e imponía más y más. La vida arrebatada de un hombre cuál perdió todo y hoy en día desea la libertad absoluta. [/i]— La sangre derramada que fluye sobre mis manos, tantoa gente inocente y vidas arrebatadas. La vida no tiene sentido alguno sí la privatización de mí liberad es la condena eterna que conlleve desde toda la vida. Crecí cómo semilla, fuí fruto manantial pero las raíces fueron quemándose con el paso del tiempo siendo la perdición y mi decadencia. Mis oportunidades en este mundo son limitadas, sucumben los alrededores con mí sola presencia. — Se alejo unos cuantos metros más, la desesperación sucumbía en sus alrededores y el temor de hacer daño se hacían nuevamente presentes, la explosión de sensaciones y dolor que uno mismo conlleva provoca llegar a la locura sí no se cumple el tiempo estimado.
Una bomba de tiempo se formaría nuevamente aunque noto la presencia de aquella mujer. Coloco sus propias manos en su cabeza, al igual que una hilera de sangre se formaba sobre la comisura de sus labios. Algo ocurría, no sabía a la perfección sí sé estaba librando o hundiendose más en esas torrenciales llamas cuál opacaban todo su cuerpo. Su vestimenta aún seguía intacta, era curioso pero aún así su alma dañada era la agonizante de tanto dolor. — Han sido muchos años desde aquella experiencia, mi dolencias se ha marcado y no me surgen condolencias hacía gente que he dañado arrebatando a sus familias para saciar esta sed que día a día me suplica. — Lo agobiante que resultaba, el monstruo que se había convertido al ser sumergido en todo lo relacionado al vacío como sí de un limbo se tratase. — ¿Eresties? — Comentó con un susurro al escuchar aquél nombre tan peculiar y familiar cuál trascendió sobre su mente. ¿Quién era esa misteriosa jinete? Una nueva incógnita resurgirda en todos los aspectos. — ¡No puedo! ¡Lastimare a todos! No puedo acercarme. — Intenta acercarse nuevamente, a sus alrededores las llamas quemaron el césped y un poco el ambiente pero logro acercarse lo suficiente para así mirarle a los ojos. — El esfuerzo realizado me quito las energías de todo, la soledad y oscuridad son las fieles acompañantes en este transcurso de la vida. — Dejo escapar un leve suspiro y así mismo se sentó un poco, aún su interior sucumbía como sí sé tratase de una tortura y un peso que cargo desde años.