Atonito y confuso se encontraba en su estancia a su vez mostró una sonrisa por la grata sorpresa; aquél no era el mundo que él reconocía. La fauna y la naturaleza eran increíbles, sentía el aroma de las plantas y el sonido del río cuáles aguas eran cristalinas y bellas. — ¿P-Pero en dónde estoy? Yo soy de la tierra y no entiendo como vine a parar en un lugar como este. Mí nombre es Santiago, no Inglor, Creo...Que usted me está confundiendo con otro ser.— Detenidamente quedo perplejo ante la sensación que provocaba aquella elfa que emitía esas cantidades de luces con tal facilidad, elevo su mirar para presenciar nuevamente su poder dónde esa estrella fugaz, con su iluminación, mostrará con más claridad la verdadera forma de Santiago. — Yo...He estado cansado de todo, del mundo, de los seres, de toda la oscuridad que yace en él. Ya enfrente varias veces el caos, la oscuridad... He enfrentado a los mismos demonios dónde consiguieron que la misma oscuridad me atrape. Soy un ser negro, simplemente ya todo me es pesado, estoy cayendo más y más a ello cuál parece un océano sin fondo alguno, simplemente una caida infinita. — Agacho su mirar a la vez que de reojo observaba como esa mujer se movía al compás del fuerte viento que soplaba en ése entonces y la noche era su acompañante al parecer dónde poco a poco él empezaba a confiar de la bondad que yacia en ella. La luna iluminaba toda situación que se percibía en ese momento. — ¿Qué es lo que deseas de mí? ¿A que vienes a buscarme?[/b]— Ante esa pregunta que rondaba en su cabeza alzo su mirada curioso, nadie lo buscaba a él en cierta forma por lo cuál le pareció extraño todo lo acontecido hasta ahora.