—La risa de Altair surgió de forma natural al escuchar a Mirach, resonando en la sala con un tono jovial y burlón.— ¡Ah, mi amor, pero eso nunca sucederá! —Dijo con un destello pícaro en sus ojos, mientras se acercaba a su pareja.— Pisotear el apellido Satella es como tratar de someter a una tormenta o domar una estrella. —Sus palabras llevaban un tono juguetón y desafiante, que contrastaba con el grave tema que estaban discutiendo.

Continuó, ahora con un tono un poco más reflexivo, recordando algo de su pasado.— Sabes, cuando era un niño, tenía un amigo del Reino de Agua. Jugábamos juntos y compartíamos sueños y risas. Pero, a medida que crecimos, nuestras vidas tomaron rumbos distintos. Lo vi debilitarse, perder su brío y su valentía. Tal vez ahora, al verme fuerte, quiere molestar y provocarme. [...]