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User1583788 · 26-30, M
Altair seguía detrás de Jaidev, sus ojos celestes reflejando un brillo de asombro y maravilla mientras absorbía los alrededores. La Universidad, como la llamaban, parecía un lugar lleno de vida y conocimiento. Los edificios eran enormes, las personas parecían ocupadas y llenas de propósito, y los saludos y piropos que Jaidev recibía no dejaban de sorprenderlo. Pero nada le llamó la atención más que la zona de veterinaria.
El pequeño perrito en sus brazos se tranquilizó un poco al sentir la cercanía de otros animales, y Altair no pudo evitar sentirse aliviado también. La mirada de determinación que había mostrado antes se convirtió en una de anticipación y emoción.
—¡Oh, mira! ¡Hay tantos animalitos aquí! —exclamó, señalando a un grupo de conejos, gatos y otros animales pequeños. Miró a Jaidev, sus ojos buscando la aprobación y guía de su nuevo amigo—. ¿Dónde debemos ir ahora, Jay? ¿Quién puede ayudar al perrito? —Aunque le llamó la atención algo. ¿No era Jaidev demasiado popular?
El pequeño perrito en sus brazos se tranquilizó un poco al sentir la cercanía de otros animales, y Altair no pudo evitar sentirse aliviado también. La mirada de determinación que había mostrado antes se convirtió en una de anticipación y emoción.
—¡Oh, mira! ¡Hay tantos animalitos aquí! —exclamó, señalando a un grupo de conejos, gatos y otros animales pequeños. Miró a Jaidev, sus ojos buscando la aprobación y guía de su nuevo amigo—. ¿Dónde debemos ir ahora, Jay? ¿Quién puede ayudar al perrito? —Aunque le llamó la atención algo. ¿No era Jaidev demasiado popular?
Jaidev · 22-25, M
— ¿De verdad no sabes qué es una Universidad? ¿Vienes de otro planeta o algo? ¡Jaja! — Bromeó el mayor riendo a carcajadas, pero no perdió su interes en ayudar al rubio en llevar a ese can hacia el departamento de veterinaria de su facultad. — Sígueme. Por cierto. Me llamo Jaidev. Pero puedes llamarme Jay.
Jaidev tomó la delantera y, como era algo habitual cada vez que entraba a su campus, muchos estudiantes de medicina y carreras afines le saludaban y hasta le lanzaban piropos inocentes y otros no tanto. Sin embargo, el moreno no parecía genuinamente interesado en esas cosas, ya que debía continuar en su ayuda al joven Altair.
— Ya llegamos. — La zona de veterinaria estaba repleta de estudiantes de esa carrera y de decenas de animalitos.
Jaidev tomó la delantera y, como era algo habitual cada vez que entraba a su campus, muchos estudiantes de medicina y carreras afines le saludaban y hasta le lanzaban piropos inocentes y otros no tanto. Sin embargo, el moreno no parecía genuinamente interesado en esas cosas, ya que debía continuar en su ayuda al joven Altair.
— Ya llegamos. — La zona de veterinaria estaba repleta de estudiantes de esa carrera y de decenas de animalitos.
User1583788 · 26-30, M
—¿Universidad? —El rubio estelar ladeó su cabeza, mostrando una clara confusión en sus ojos celestes. El perrito en sus brazos parecía inquieto, jugueteando con la pequeña capa que Altair le había puesto. — No sé... qué es eso. —Admitió tímidamente, con una expresión de genuina inocencia.
Mirar a Jaidev, el chico moreno frente a él, que parecía tener un aire de confianza y sabiduría, lo hizo sentir algo de seguridad. Pero el mundo en el que estaba era extraño, lleno de palabras y conceptos que aún no comprendía. Era como un niño perdido en un bosque desconocido.
—Pero si dices que ahí pueden ayudar al perrito, quiero ir. —Su voz era suave, ligeramente temblorosa, pero en sus ojos brillaba una determinación infantil. Se preocupaba por el pequeño canino, y si la tal "Universidad" podía ayudar, estaba dispuesto a seguir a Jaidev. —Mi nombre es Altair. ¡Altair Satella! —Dijo orgulloso.
Mirar a Jaidev, el chico moreno frente a él, que parecía tener un aire de confianza y sabiduría, lo hizo sentir algo de seguridad. Pero el mundo en el que estaba era extraño, lleno de palabras y conceptos que aún no comprendía. Era como un niño perdido en un bosque desconocido.
—Pero si dices que ahí pueden ayudar al perrito, quiero ir. —Su voz era suave, ligeramente temblorosa, pero en sus ojos brillaba una determinación infantil. Se preocupaba por el pequeño canino, y si la tal "Universidad" podía ayudar, estaba dispuesto a seguir a Jaidev. —Mi nombre es Altair. ¡Altair Satella! —Dijo orgulloso.
Jaidev · 22-25, M
— Mmmm. Es extraño. No parece ser un perro callejero. Se ve muy bien cuidado, limpio y sano. Si quieres, me puedes acompañar a la Universidad. En la facultad de medicina, está el departamento de veterinaria. Podrás dejar a ese perrito allá y ellos se encargarán de buscar al dueño. ¿Qué dices? — Le propuso el moreno, llevando la mano al canino y acariciándole.
User1583788 · 26-30, M
—El rubio estelar mantenía al perrito en sus manos, pero este comenzaba a moverse curioso, pero no queriéndose bajar. Altair intentó ponerle una capita al igual que él, para que se proteja un poco del frío.— ¡Oh! —Dijo sonriente, aún no estaba del todo acostumbrado a hablar con más personas, Mirach siempre le enseñó que debía de ser amable— H-Hola... —Se escondió en su capa— ...Encontré a este perrito en la calle, no sé... De quién es. Ni qué hacer con él...
Jaidev · 22-25, M
— ¿Uh? — Jaidev estaba de camino hacia su Universidad, cuando le llamó la atención aquel chico rubio que sostenía ese perrito. — ¿Le pasó algo a ese perrito?
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