« Back to Album · Next »
La luz del día comenzaba a desvanecerse, tiñendo la habitación de tonos anaranjados y dorados. Altair yacía en la cama, envuelto en mantas, su rostro pálido y sus ojos ligeramente opacos a causa de la fiebre que le acosaba. Cada vez que tosía o se movía, un dolor agudo le recordaba lo vulnerable que se encontraba en esos momentos.

A pesar del malestar, había algo reconfortante en estar en su propia cama, en su propio hogar. Y ese consuelo se multiplicaba por la presencia constante de Mirach.
 
This page is a permanent link to the comment below. See all comments »
User1583788 · 26-30, M
Un suspiro suave escapó de sus labios después del tierno beso. —Está bien, haré todo lo que esté en mis manos para recuperarme pronto. Sólo porque sé que estás conmigo y porque deseo verte sonreír todos los días—. Su voz sonaba cansada, pero llena de amor. —Te amo, Mirach. Y prometo que, una vez que esté bien, te recompensaré por ser el ángel que vela por mí—. Lentamente cerró sus ojos, dejándose llevar por la comodidad de las sábanas y la presencia reconfortante de su pareja.
 
Send Comment

Add a comment...
 
Send Comment