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La luz del día comenzaba a desvanecerse, tiñendo la habitación de tonos anaranjados y dorados. Altair yacía en la cama, envuelto en mantas, su rostro pálido y sus ojos ligeramente opacos a causa de la fiebre que le acosaba. Cada vez que tosía o se movía, un dolor agudo le recordaba lo vulnerable que se encontraba en esos momentos.

A pesar del malestar, había algo reconfortante en estar en su propia cama, en su propio hogar. Y ese consuelo se multiplicaba por la presencia constante de Mirach.
 
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User1583788 · 26-30, M
Un suspiro suave escapó de sus labios después del tierno beso. —Está bien, haré todo lo que esté en mis manos para recuperarme pronto. Sólo porque sé que estás conmigo y porque deseo verte sonreír todos los días—. Su voz sonaba cansada, pero llena de amor. —Te amo, Mirach. Y prometo que, una vez que esté bien, te recompensaré por ser el ángel que vela por mí—. Lentamente cerró sus ojos, dejándose llevar por la comodidad de las sábanas y la presencia reconfortante de su pareja.
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Limpio con delicadeza las lágrimas del rostro ajeno, esbozando una sonrisa dulce y afectuosa, sabía que que adorado Altair estaba más sensible que nunca debido a la enfermedad pero aún así apreciaba mucho todo lo que le decía —Mi luz, la suerte fue mía al encontrar a alguien como tú que me quiere tanto como tú lo haces, así que no te preocupes porque ya haces cada uno de mis días más felices que nunca, mi vida tomó sentido cuando tú llegaste— Se acercó a su rostro y le dió y beso suave en los labios —Pero ahora debes descansar, recuperarte muy pronto y volver a ser mi enérgico chico de siempre ¿Está bien?—
User1583788 · 26-30, M
Sus ojos se llenaron aún más de lágrimas, pero esta vez, eran lágrimas de amor y gratitud. A pesar del dolor y la debilidad que sentía en su cuerpo, el calor del amor de Mirach llenó cada rincón de su ser. Con un esfuerzo, levantó su otra mano para acariciar el rostro de Mirach. —Cada palabra que dices me da fuerza. No sé cómo pude haber sido tan afortunado de encontrarte en mi camino. Si hay algo que deseo, es que todos los días de mi vida te den una razón para sonreír y que juntos, podamos superar cualquier obstáculo que se nos presente.— Era una promesa que quería cumplir a como de lugar. Aunque sea mínimo, quería que al menos su existencia le pueda dar una razón de felicidad a él.
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—Oye... Mi estrellita, no te pongas así, no tienes nada que agradecerme— Por su parte sujetó su mano con ambas propias tras dejar el vaso de agua en la mesita de noche, tomó asiento en el borde de la cama y llevó la mano de Altair hacia sus labios, dejando un beso sobre la misma —Tú eres mi entera felicidad, daría todo por ti, mi amor, así que ten por seguro que estaré contigo siempre en los buenos y malos momentos, no me debes nada, Altair, soy dichoso por poder compartirlo todo contigo—
User1583788 · 26-30, M
Tomó unos sorbos, sintiendo cómo el líquido fresco recorría su garganta. Luego, dejó el vaso y tomó la mano de Mirach con la suya, aunque su agarre era débil. Los ojos de Altair se humedecieron, brillando con lágrimas contenidas. —Estoy tan agradecido, Mirach. Incluso en mis peores momentos, cuando la oscuridad me envuelve, siempre has sido la estrella más brillante de mi vida. El faro que me guía. Estoy tan feliz de estar a tu lado. No sé qué habría hecho sin ti.— Era algo que sin duda... Estaba agradecido desde el fondo de su corazón.
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—Claro que si, cariño— Ya tenía preparado un vaso de agua fresca en la mesita de noche, lo ayudó a levantarse un poco de la cama y le acercó el agua para que bebiera, ayudándolo a sostenerlo con una mano y sujetándolo de la espalda con la otra —Bebe despacio—
User1583788 · 26-30, M
—Tu compañía es todo lo que necesito— Respondió con voz débil, intentando centrarse en la sensación refrescante del paño sobre su frente. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios, aunque se vio interrumpida por una tos. —Aunque, ahora que lo mencionas, un poco de agua no estaría mal.
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—Los pacientes no deben de pedir disculpas por cosas como esas, angustiarte no hará que mejores— Aunque cuidar de un enfermo era una tarea complicada, para Mirach el poder ayudar a su adorado rubio era recompensa suficiente, sobre todo en el estado tan delicado en el que se encontraba —Ya me compensarás todo cuando mejores, por ahora solo deja que te consienta como debe ser— Tocó el paño húmedo que tenía en la frente de Altair y al sentirlo caliente se lo quitó para enjuagarlo con agua fresca.

—¿Necesitas algo en especial? ¿Agua? ¿Otra manta?— Cuestionó mientras devolvía la tela a su lugar con la esperanza de que le ayudara a bajar la fiebre.
User1583788 · 26-30, M
—Siento ser una carga...— Jadeó algo cansado. Pero inclusive para una estrella como él, el enfermarse era algo que lo acomplejaba bastante.

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