—Con gusto, Luan— Su tono era suave pero la sonrisa traviesa en su rostro revelaba su verdadera intención. Extendió su mano hacia el Ifrit, invitándolo a tomarla. —Vamos entonces, te guiaré a mi cámara personal. Te aseguro que es tan cómoda como te he prometido— Y con eso, Altair esperaba a que Luan aceptara su invitación para llevarlo a su recámara. —No vaya a ser, que te vuelvas adicto a ella.