Las palabras de Luan sólo sirvieron para avivar más el deseo en Altair, su sonrisa se volvió aún más amplia y coqueta. Le atraía la idea de ver su piel marcada por Luan, un signo visible de su pasión compartida.

—Soy todo tuyo, Luan... marcame como quieras...— respondió en un susurro seductor, mordiendo suavemente el lóbulo de su oreja, antes de continuar su senda de besos por su cuerpo.

Sus manos seguían explorando, cada toque más seguro y possessivo que el anterior. Se perdía en la sensación de la piel de Luan bajo sus dedos, en la respuesta de su cuerpo a sus caricias. Era una danza de deseo, una en la que ambos llevaban la melodía.

La risa suave de Altair resonó en la habitación cuando las uñas de Luan rasparon su espalda, un estremecimiento de placer recorrió su cuerpo. No se contuvo en devolver la caricia, su mano deslizándose por la espalda de Luan, dejando un surco con sus uñas.

—No eres el único que puede dejar marcas...— Susurró en el oído de Luan.

Como le gustaba la sensación de esa manos haciendo se de cada centímetro de su piel, como si se dedicara a conquistar la misma, cada vez más atrevido, cada vez más placentero —Me muero por descubrirlo todo...— Murmuró seductor, con voz melosa mientras su cuerpo se apegaba al ajeno, rozando su piel con la propia, dejando que el calor tomara el control.

Siguió ese beso de la misma forma, denotando el hambre y la ansiedad que le causaba, solo podía pensar en cuanto estaba deseando ser poseído por ese rubio de rostro precioso y manos audaces —Haah...— Gimió suavemente conforme sentía sus labios bajar, plasmando besos ardientes en su piel, sus manos recorriendo la espalda contraria, acariciando con las yemas de sus dedos y de cuando en cuando dejando un surco atrevido con sus largas uñas.

—Te vas a ver aún más apuesto cuando te deje mis marcas por todos lados— Mencionó con una sonrisa que iba entre lo dulce y lo travieso.

Un ligero estremecimiento recorrió a Altair cuando Luan enredó sus dedos en su pelo, un suspiro escapó de sus labios al sentir las uñas del Ifrit raspar contra su piel. Eso solo añadió más leña al fuego de su deseo, incitándolo a explorar más de Luan.

El mordisco en su labio inferior y la forma en que Luan pronunció su nombre hicieron que Altair sonriera, la anticipación en su mirada creciendo aún más. No ofreció resistencia cuando Luan le quitó la camisa, dejando al descubierto su propio torso. Su sonrisa se volvió más coqueta ante la apreciación evidente en los ojos del Ifrit.

—Me alegra que te guste lo que ves, Luan. Pero aún queda mucho más por descubrir...— Susurró en su oído antes de reclamar sus labios una vez más, su beso tan apasionado y hambriento como antes.

Las manos de Altair volvieron a explorar el cuerpo de Luan, sus caricias cada vez más audaces y seguras a medida que se adentraba más en la experiencia. Sus labios seguían dejando un rastro de besos por su cuerp

—Si, dame lo mejor que tengas, todo de ti— Murmuró con voz aterciopelada, incitante, pero que a su vez tenía cierto matiz de exigencia que bien caracterizaba a alguien tan caprichoso como podía ser Luan. Sus labios recibieron los ajenos gustosos, siguiendo el ritmo que marcaban hasta que la pasión y la impaciencia hicieron acto de presencia.

Sus manos no se quedaron quietas, subieron hasta rodear el cuello ajeno, enredándose en los cabellos de su nuca y dejando que sus uñas rozaran la piel de su cuello, no hizo amago alguno de impedir que le desnudara y pronto su cuerpo bien formado se vió expuesto sin más.

—Hah... Altair— Musitó contra sus labios antes de darle una traviesa mordida en el inferior, la ropa ajena también le estorbaba, así que con un movimiento hábil de sus dedos se deshizo de la camisa del rubio, disfrutando de la vista que le regaba su torso desnudo.

La sonrisa en el rostro de Altair creció aún más mientras sentía la respuesta de Luan, el rubor en las mejillas del Ifrit, la forma en que atrapaba su pulgar entre sus labios. Todo parecía perfectamente orquestado para provocar un latido rápido y persistente en su corazón.

—Entonces tendré que esforzarme para hacer que sea memorable, ¿no es así?— Le dijo, su voz suave pero cargada de una intensidad que reflejaba la excitación en su mirada.

Con un movimiento fluido y confiado, Altair acortó la distancia entre ellos, presionando sus labios contra los del Ifrit. Fue un beso suave al principio, un simple roce de labios que poco a poco se volvió más apasionado.

Su mano libre comenzó a vagar por el cuerpo de Luan, deshaciéndose de cualquier prenda que se interpusiera en su camino. Cada prenda que caía al suelo revelaba más del cuerpo del Ifrit, cada nueva revelación una delicia para los sentidos del Star Knight.

Entreabrió sus labios ligeramente al sentir como rozaba los mismos con su dedo, un suave rubor se apoderò de sus pálidas mejillas pero no había timidez alguna en la actitud del Ifrit, al contrario, parecía disfrutar plenamente de aquel acercamiento y de la manera en que Altair tenía para comenzar a imponerse.

—Bueno, eso depende de que tan divertido sea, no me molesta repetir las cosas que me gustan— Mencionó y luego de ello atrapó el pulgar del contrario entre sus labios, besándolo por un par de segundos mientras mantenía fija su seductora mirada en la del rubio.

—Así que de ti depende si este es un encuentro fugaz o lo convertimos en algo más... Recurrente— Añadió divertido mientras afianzaba bien el agarre de su mano con la de Altair —Me estoy sintiendo impaciente—

Apretó suavemente la mano de Luan, sus ojos azules brillando con emoción a medida que se intensificaba el juego de coquetería. Luego, con una mirada intensa, decidió tomar un enfoque más atrevido.

—No sería malo en absoluto, Luan. En realidad, sería bastante agradable...— Dijo, acercándose aún más al Ifrit, su voz era suave pero firme, y no había rastro de vacilación en su tono. —Y si terminas queriendo verme de nuevo entre mis sábanas... bueno, eso no sería un problema en absoluto~—

Altair entonces levantó su mano libre para acariciar suavemente el rostro de Luan, su pulgar rozando ligeramente el labio inferior del Ifrit. —¿Estás seguro de que estás listo para esto, Luan? Porque una vez que entres en mi cama, puede que no quieras salir de ella...— Con sus palabras y su mirada intensa, Altair intentaba establecer una dominación suave pero firme sobre Luan, mostrando su determinación en el juego que habían comenzado.

—Vamos— Dijo mientras tomaba la mano que le era ofrecida sin duda alguna, sus dedos acariciaron la palma ajena con deliberada lentitud y ante sus últimas palabras se volvió a reír —¿Y que tan malo sería si algo como eso pasara? Aunque debo decir que tal vez seas tú quien me quiera ver de nuevo entre tus sábanas, Altair ~— No le molestaba en lo absoluto ese ambiente incitante que se había creado entre ambos.

—Con gusto, Luan— Su tono era suave pero la sonrisa traviesa en su rostro revelaba su verdadera intención. Extendió su mano hacia el Ifrit, invitándolo a tomarla. —Vamos entonces, te guiaré a mi cámara personal. Te aseguro que es tan cómoda como te he prometido— Y con eso, Altair esperaba a que Luan aceptara su invitación para llevarlo a su recámara. —No vaya a ser, que te vuelvas adicto a ella.

Una risa divertida se escapó de entre los labios del Ifrit, su mirada azul-verdosa se fijó en aquel par de ojos tan bonitos que tenía Altair y ante el tono que empleó para invitarlo respondió, en principio, acercándose a él un poco más —Sería un placer, tengo mucha curiosidad por saber algo más sobre como es tu cama ¿Me llevas contigo entonces?—