Mentira, se preocupaba por él a pesar de que tenía plena idea de lo hábil y poderoso que era, no dudaba de su capacidad pero también era de los pocos hombres en los que confiaba, por no decir el único.
La pista iba protegida, así que ningún mal podría apegarse a él. — No, iré yo misma porque quiero darme un baño rápido y cambiarme. — le gustaba oler a flores todo el tiempo, por lo que era normal para ella tomar una ducha al día, por eso odiaba a la gente que vivía en las grandes ciudades, olían a podrido.
— Bueno, ya regre... — Sintió algo que pasó por su espalda y le recorrió hasta la médula. Abrió los labios para soltar un jadeo. — Mierda...
Devon — "Lo más conveniente... Esa es una forma interesante de pedir compañía. ¿La soledad ya caló hasta tus huesos?"
Cuestiona a modo de juego, acompañando a las palabras con una bufona sonrisa que se encargó de limar las asperezas que existían por tanta seriedad sobre el tema en cuestión.
Sin pizca de dificultad, se acercó hasta el pequeño morral para tomarlo entre sus manos y desaparecerlo con la misma presión de las palmas.
Devon — "Yo me encargaré de resguardar la pista. Mientras tanto, puedes ir por tus cosas. O hacerlas venir hacia ti. No sé como te manejes con tus menesteres personales".
Por otro lado, el ente se apegó a la bruja por sencilla curiosidad. Escalofrío, éxtasis, paz. La sensación variaba para cada persona al entrar en contacto con una entidad del plano astral. El hombre observó con interés el resultado de la interacción.
Estaba acostumbrada a Devon y su manera de trabajar, era agradable y sarcástico, cosa que hacía que no lo mantuviera colgando de su techo amarrado de una pierna. Alzó una ceja mientras cruzaba los brazos por debajo de su pecho.
— Podría hacerlo, sí. Pero lo más conveniente es que yo te acompañe.
No es que lo infravalore, pero bien sabe Devon que hay magias que solo se pueden activar cerca de la zona, como si tuvieran que ir siguiendo pistas claras para perseguir al dueño de la magia oscura.
La bolsa de hebras de yute seguía flotando en una esfera, capturado el mal olor que naturalmente albergaba.
— Será un camino largo, Devon. No creo que se vaya a mostrar tan fácil.
Devon — "Creer e imaginar es lo único que puedo hacer, ¿sabes?"
??? — "Siempre soñé con tener una casa así de grande... Es enorme".
El hombre muestra los dientes en una sonrisa ante el cautivante aroma de la construcción. Por otro lado, su invisible acompañante danzaba con una felicidad inexpresiva por la apariencia a la que estaba atado.
Devon — "Cumplir una venganza, saldar cuentas, ejecutar un castigo divino... Sabes lo mucho que me gusta jugar a ser jurado, juez y verdugo".
Termina su frase con un vistazo sobre la bruja. La mirada blanquecina del hombre se pasmó sobre ella por largos segundos hasta que desvió la mirada a un costado. Vigilaba a la pequeña silueta que distinguía sin dificultad.
Devon — "Algún artilugio que me lleve hasta el causante de todo. Eso necesito de ti".
Obviamente sabía para qué servía eso. Pero el aroma nauseabundo era demasiado para ella, incluso provocaba arcadas de lo intenso que olía. Por razones más que naturales conocía el como manejar ese tipo de cosas. Así que la levantó con magia, envolviendo su aroma en una especie de capsula, para después entrar a su propia casa.
— Rayos, Devon. ¿Es necesario que creas que es una choza?
Puso un gesto de desagrado, entre una bruja de su nivel sería una vergüenza tener una choza de verdad. Así que se dispuso a sentarse.
"Así cobro las deudas". Soltó una carcajada que cubrió con la palma de su diestra, terminó poniéndose en pie para después sacudir sus rodillas. Al menos su suerte era que Devon no podía notar su sonrojo tan poco válido para una bruja. Lo siguiente no lo esperaba, pues aún no tenía ni oportunidad de responder cuando echó un saltó hacia atrás.
— ... —
Se alejó de la bolsa, odiaba el olor. Ahora cubrió su nariz.
Se mantuvo inerte y en silencio por varios segundos; el tiempo necesario para crear una atmósfera incómoda que quebró con una carcajada a medias.
Devon — "Puedo verte; a mi forma, obviamente".
??? — "Tampoco es que haya mucho que ver. No te pierdes de nada".
Con un suave suspiro, deja caer los brazos para relajar su posición y terminar negando con la cabeza.
Devon — "Así cobro las deudas. El dinero va y viene, pero hay momentos que son únicos".
Sin dar oportunidad de responder a su jocosa frase, arrojó un pequeño costal hacia la bruja. El aroma que desprendía las hebras de yute era nauseabundo. Cualquiera de estómago sensible podría vomitar con tal peste.
La presencia que se acercaba era vieja conocida para la bruja, no quiso moverse, sabía que de igual manera ya la había detectado. Inmóvil en la posición original soltó un largo refunfuño respecto al comentario.
— ¡¿Ves?! Ojalá vieras, así apreciarías lo que siempre tienes enfrente.
Su tono mostraba frustración. Aunque era parte de su manera de colaborar.
— No pago deudas así, Devon. Pero parece que tú sí.
La ventisca arremete con impaciencia, y tras de sí, una nube de tierra se esparció por el campo hasta difuminar el arbóreo escenario.
Devon — "Ya veo".
Desde atrás, la suave voz masculina reveló la presencia invasiva sobre los terrenos de la bruja. En aquél frondoso roble, un hombre yacía cruzado de brazos.
Devon — "No es común verte de rodillas. ¿Acaso buscas saldar una deuda? No, no veo a un tercero frente a ti".
Con ironía y picardía, lanza esa acusación; una que sabía que iba a ser entendida sin esfuerzo.
