No era su sangre ni sus golpes, solo un trabajo bien hecho que aun estaba en el piso del cuarto trasero. Llevo más tiempo del pensado y por ende su aspecto se había descuidado, pero seguía manteniendo el porte que, al menos creía, lo distinguía del resto.

—¡Ah!... Despertaste, tu "amigo" no me dijo mucho sobre ti.— Lo supuso su amigo como suponía eran todos los que no contaban con su confianza, aun si ellos no se conocían. —Espero que tu no te opongas tanto a mis preguntas.

— Su cuerpo dormido sintió las vibraciones, había sangre cerca, ¿Que sería? Había estado esperando pacientemente el momento del despertar. —