–Honestamente quería que Aless siga desayunando aún estando la tana encima suyo, ella tenía pensando desayunar luego. Fue así que entonces con sus labios paseó por su cuello para plantear varios cortos y húmedos besos sobre su piel, sentir su aroma era una de las mejores fragancias que había sentido; terminó por apoyar su mentón sobre el hombro izquierdo de su irritante compañero para usar éste como de apoyo. Quería estar así, parecía mañosa de no querer dejarlo ir ni tampoco quería ir a trabajar. Se quedó mirando la mesa con algunos platos sucios y la cafetera media llena aún largando ese vapor señal que seguía caliente ese líquido oscuro.–
¿Cuidarme? Tú deberías tener cuidado.
–Lo dijo preocupada y a la vez perversa, una mezcla que le costaba separar su ¿cariño? con su lado tan vulgar.–
Había sacado el celular para leer los mensajes que el jefe le dejó respecto el trabajo de hoy. Estaba perdido en eso y no fue hasta que la figura de la rubia estaba ya sobre él. Lo sorprendió un poco, mirando como ella se sentaba encima y lo abrazaba, seguido de sus palabras. Sabía bien lo que quería decir y acarició sus cabellos dorados con la zurda, mientras la diestra la alojaba en su cintura.
—Y tú muy tonta. Así que tendré que tendré que ir al bar para cuidarte camino de regreso.
No iba a admitir una mierda tampoco, pero su preocupación le hizo sonreír, agradecía que estuviera en esa posición porque no podía verlo.
–Se limitó a decir lo que sentía, decirle que quería que volviera y casa era too much además que tampoco le daba los ovarios. Apoyó la taza de café y lo miró juzgandolo porque ni volteó a ver el vaso de naranja. No lo iba a obligar ¿o si? Tal vez sí, al menos con un puto sorbo le bastaría pero era Alessandro, necio y arrogante. Se levantó de la silla para caminar hacía él y terminar sentándose sobre sus muslos importandole una mierda si le interrumpía su desayuno. Su pecho se apego con el opuesto por la cercanía.–
A diferencia de ella, Aless usaba un buzo color negro y camisa abierta que parecía más una bata negra, un conjunto algo holgado que recordaba a las ropas orientales de su proveniencia. Había visto como sonrió, apenas pudo notarlo pues como miraba a otro lado casi se pierde de ello. Él sonrió también, al oírla.
—Sí muero no tienes que preocuparte con que vuelva, ganas sí regreso o no. —Dijo dando un buen trago al café. El jugo de naranja no pensaba tocarlo.
–Se sentó en esa silla de madera frente a Aless, no solía usar mucho la mesa al menos que sea necesario. Subió y apoyó sus pies descalzos sobre la silla para apoyar sus rodillas contra el borde de la mesa. Seguía en pijama, solo tenía una remeros blanco que cubría su pelvis. Se colocó tres o cuatro cucharadas de azúcar para revolcer su café y darle un sorbo. Lo miraba fijo, y sonrió un poco porque le causó gracia su comentario pero no se demostraría.–
Puso ambas tazas en la mesa, después abrió el tarro con azúcar y usando la cuchara de adentro puso dos de azúcar en su taza y a ella se la pasó junto la taza para que se sirviera a gusto. No iba a soportar una mierda de "¡Está muy dulce!" O "¡Que amargo!", Que se sirviera su dosis y ya. Se sentó frente ella, acompañando el café se prendió un cigarrillo para empezar la mañana como Dios manda.
—¿Así le llamamos ahora? Sólo usa protección. —Comentó con tono de burla mirando a otro lado, así evitaba su rostro enojado—, yo hoy no creo venir a casa. Hay algunos pendientes de los que me debo encargar.
–Terminó de hacer esos huevos revueltos junto con pan tostado, era un desayuno algo "pesado". Sirvió todo en un gran plato hondo para llevarlo a la mesa. También había preparado jugo de naranja más por nada por Aless que estuvo tosiendo mucho y no era por la marihuana o otro tipo de droga.– Hoy saldré tarde del trabajo.
