–Levantó la mirada algo asombrada y divertida por el comentario. ¿Acaso tenía miedo que alguien más lo viera así? Mierda, tenía que admitir que ese imbécil tenía algo que le gustaba demasiado, aparte que use sus senos como almohada fue una caricia a que la provoque. Sus manos fueron a los cabellos finos y lacios de Aless para acariciar y peinar estos con sus dedos, quería darle paz.– La verdad me importa una mierda lo que piensen, a mí me gus. . . Me gusta la idea que se hagan ideas así.
—Hai, hai, te llevaré de compras y luego me haces el favor con las llaves. Entendido.
Despreocupado, o más bien desinteresado, él solo quería estar allí, acostar su cabeza sobre el pecho de Urbana y usar su delantera como almohada. Y eso hizo. Cerrando sus ojos cómo sí buscara dormir.
—¿Pero qué crees que dirán sí nos ven saliendo tanto juntos? Seguramente dirán que estás con un drogadicto, que mal por ti.~
–Entrecerraba sus ojos en cuanto sentía el tacto de esos labios que fácilmente se volvía adicta a él, pudo saborear hasta su saliva. No aflojaba ese agarre, no quería que escape ya que sería una especie de "castigo", aparte le gustaba ese calor que le brindaba. Estaba semidesnuda, por ende no quería que se fuera.–
Bien, entonces podrías comprar unas cosas asi llego a cocinar, y haré otro juego de llaves pero no las pierdas.
Sintió como ella lo capturaba, esas piernas rodeando su cadera y sus delicadas pero traviesas manos en la nuca. Le sonrió divertido, y sus ojos decían que en efecto, ella lo tenía, lo tenía a él. Ya que estaban tan cerca aprovechó para robarle un beso en sus labios, fugaz, de no ser porque la mordió antes de quitarse.
—Pienso volver contigo, y esperar cuando tu turno en el bar termine, así tendré más tiempo de sacarte las canas y tú de frustrarme, me parece el plan perfecto para odiarnos más.
–Antes de que se tire nuevamente encima de la tana, se giró para quedar boca arriba, le llamó la atención lo que iba a contar. Después de oírle no le encontró nada de gracioso su historia que le contó; y para calmarla debía que darle más de un beso. Lo apresó con sus piernas que les rodeó la cadera y brazos sobre su cuello, estaba "atrapado". Finalmente le mordió su mejilla izquierda ni tan fuerte ni tan suave pero lo suficientemente para marcarlo.–
En serio eres un idiota. . . ¿Cómo piensas volver?
—Sobre eso... Jaja, es una historia graciosa. —Se levantó con ayuda de los brazos y subió hasta quedar por sus hombros, dejándose caer nuevamente en ella—, las perdí. Digamos que una pelea no salió muy bien. Espero me perdones.
Dijo burlista, terminando por darle un beso en la mejilla a la Tana.
–Se limitó a responderle, nunca había dicho aquello aunque tampoco estaba equivocado, abrazaba la almohada que él usó dejando impregnado su colonia. Sonrió a medio labio, arqueó la ceja derecha expresando algo de molestia.– Por algo te di las llaves.
—Owww, ¿Entonces me extrañas cuando no vengo? —Le besó en la nalga izquierda y le abrazó por la cintura.—No te preocupes, vendré más seguido, así que procura recibirme así siempre.
