–La rubia lo mira con odio pero como necesitaba el dinero le haría caso así que empezó a hacer poses con algo de sensualidad.–
¿Ah si?

—Oh oh oh, me parece buena idea —se busca uno de los cigarros antes de continuar con la sesión—, hazme caso, se venderán bien.

¡No me grites!
Bien, lo haré pero desde ahora en adelante yo elegiré los disfraces.

—Urbi, ya te lo dije; no tengo tetas. A mí no me sirve ser modelo. Así que menos palabras y más fotos. ¡Piensa en todo el dinero!

¿Y por qué yo y tú no? Sabes muy bien que no se me da esto.
Y deja de darme órdenes.

—¿AHHHH? Sí vamos a tomarte fotos y hacernos millonarios con esto. Mejor ponte a posar.