—Italiano. No tienes que ser tan dramática.— Soltó una risa mientras bajaba los escalones al paso que ella dictaba. Sujetaba la mano con cuidado y de vez en cuando le acariciaba el dorso con el pulgar.

No tardaron en llegar al primer piso y pasar por la puerta de enfrente para dirigirse al auto viejo. Abrió la puerta del pasajero para que ella entrara y después se subió al lado del piloto.

—No tardaremos en llegar. Menos de diez minutos— Encendió el motor del auto y le sonrió a su acompañante. Sería una linda noche juntos sin tener que pensar en nada más que ellos dos.

El momento emocional se había calmado, intentó respirar profundo para simplemente dejar pasar, quizá debería ir a terapia, pero sería después.

— Sálvame del hambre que tengo ¿De qué es el restaurante donde reservaste? — preguntó mientras apretaba apenas la mano ajena, era una manera de demostrar su cariño que si bien no era tal de expresar en palabras, él sabía que le tenía.

—No te preocupes, kiddo. Te salvé antes y lo volveré a hacer cuando lo ocupes.

Tomó la mano de la rubia y caminó con ella hacia las escaleras. Ciertamente su vida había sido extraña desde que estaba con ella pero se volvió para mejor, y de verdad agradecía que Alex ahora formara parte de su día a día, tanto como su compañera de trabajo y de alcoba.

— Necesitaba alguien que me diera el apoyo suficiente para atreverme a salir del agujero. —

Terminó de asegurar la puerta para seguir, ni siquiera quería recordar lo que había pasado, su vida antes de Ark era confusa, mala y de verdad estúpida.

Sonrió ante la respuesta de la mujer e incluso de inclino para robarle un beso fugaz para luego darle espacio para cerrar la puerta.

—Creo solo ocupabas un empujoncito. Y me agrada saber que estuve cuando más lo ocupabas. Cuando también yo lo necesitaba.

— Nunca me he quejado, eres todo lo que me hacía falta para componer mi camino. ¿no? ~ — le acomodó la corbata antes de finalmente salir, se aseguró de llevar todo antes de girarse para echarle llave a la puerta.

—¿Crees que van a tirarnos la reservación? Conozco al dueño. No nos haría eso— Respondió con esa típica sonrisa suya a la chica mientras salían de la oficina. Ese comentario sobre la edad le hizo alzar la ceja y después negó con una pequeña risa. —No te oigo quejar de esa experiencia. Bueno, sí, pero no lo llamaría "quejarse".

— Ah, con razón me llevas como 18 años. Mucha sabiduría ahí.— una sonrisa inevitable se formó en sus labios, para nada era una queja que le llevara esos años. — ¿Y si perdemos la reservación que vamos a comer? ¿Eh? ~

—Hazle creer a tu rival que sabes todo. Así se pondrán nerviosos y cometerán errores— Se dejaba empujar mientras iban a la salida

—"Más sabe el diablo por viejo que por diablo", ¿sabes?

— ¿Por qué siempre actúas como si supieras todo? — le caminó al costado, empujándole para apresurarse.