Sacudió sus hombros como si sufriera un escalofrío, sin apartarlo por supuesto, ella entendía bien que su cuerpo estaba a disposición de Isaac, Ofrecía más su cuello estirándolo, comunicando que no había objeción alguna si quería encajar sus colmillos con mas fuerza siendo contradictoria sus palabras con su acción.
—Mmh~...—la humedad en su oído la estremecían pero sabía tener temple, no se adelantaba si no recibía la orden de su amo para dejar fluir los gemidos retenidos, solo se limitaba a dejarse hacer por su amo pero —¡Hya!— se sobresalto con el ardor que abarcaba la zona del impacto sobre su piel, pareciera que cada vez que lo hacía dolía más que la ultima vez.— Lo...siento...— cubrió de inmediato sus labios con la palma de su mano.
—Como ordenes amo....— mantuvo sus ojos cerrados disfrutando de la sensación al deslizarse sobre su piel, sabía perfectamente cómo provocar que para ella algo tan simple fuera una tarea díficl, desde ya esto era tortuoso ...
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Sus colmillos quedaron marcados, una succión feroz tintado la piel hasta puntos considerables. Era la forma de dejar su huella y una clara advertencia a terceros. Mordió cerca del lóbulo y paseo su lengua dentro de la oreja después por todo ese largo. Una vez más Isaac no recibía órdenes, a sabiendas de que sus peticiones eran todo lo contrario y ese juego era algo que ambos disfrutaban al fin y al cabo; de eso se trataba su contrato.
Se mantuvo detrás de ella bajando la vista por donde la tela se introducía entre sus pliegues, se separó un poco tomando su cintura de un lado a otro la meneo.— No, pero lo estarán. — Levantó su mano derecha y estrello la palma sobre su glúteo escuchando el tronar de esa carne. Acarició con sus dedos los labios que recelosos cubrían su intimidad. Se agachó a la altura de sus glúteos, abrió la boca para morder el lado derecho debajo del trasero y después al lado contrario.— No te muevas.
—Dulce...— susurró encantada al expresar la esencia de lo que esa lengua dejaba como sensación quizá debió usar otro termino pero no pudo fingir esta vez, reacciono tarde y solo esperaba que no hubiera sido escuchada. Su mano acaricio gentilmente su cuello hasta su nuca enredando sus finos dedos en su cabello mientras su cuerpo se aflojaba poco a poco, quejándose modosita por los dientes pero sin siquiera apartar su cuerpo, incluso a sus feroces mordidas le encantaba rendirse.
—Si, seguro desaparecieron ahí también pero por favor.... no marques aun más fuerte,— en realidad era su deseo pero bien sabía que no podía pedírselo, aun que indirectamente lo hacía Isaac era bastante listo para no darse cuenta de ello y ella lo sabía pero era el secreto a voces entre ambos.
Dio media vuelta y estiro de igual manera su prenda para que se hundiera entre sus pliegues dejando ver su nívea piel y las zonas rositas de interés.
—¿Siguen ahí las marcas de mi amo?—
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Levantó una ceja, si ese no era todo su potencial pretendía llevarla hasta los límites y asegurarse de que su devoción era totalmente entregado. Recorrió con aquella mano desde el cuello, la clavícula hasta el hombro donde repaso aquel brazo hasta la punta de sus dedos. Sus marcas desaparecieron y estaba seguro de haberlas echo tan fuerte que lo único que puede pensar es en su afinidad con la naturaleza.— Siempre más y más. Nunca es suficiente para ti.— Acercó el rostro directamente en el cuello, sacando la lengua paseo la punta en el fino y largo extremo hasta la clavícula. Mordió sin sutileza la zona cercana al hombro, después avanzó por el lóbulo hasta su oreja y susurro muy bajo: Muestrame el trasero.
—Lo haré, aun no he demostrado si quiera el 40%— deslizo sus dedos debajo de su dorso hasta llegar a su codo moviendo un poco a su brazo para que sus dedos rodoearan su fino cuello.
—Amo... las marcas de mi piel desaparecieron, extraño verlas.—
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— Debes esforzarte muchísimo para ser suficiente. Por ahora, no tengo queja alguna. — Estiro su mano y dejó una suave caricia debajo de su mentón.
