Al par de unos segundos más, retiro su dedo y se inclino, su rostro quedó cerca de su oído donde mordió la punta de su oreja.— Volteate.— Sugirió, esperando que hiciera caso se separó; ambas manos a los costados de su playera y un tirón arrebatan la molesta prenda, no sucedió lo mismo con sus pantalones pero no necesitaba un buen ojo para darse cuenta de lo excitado que estaba.

Tenerla de frente era otro bonus. Cogió la botella y regó parte del aceite, en medio de sus senos, en su estómago y sus piernas. — Dame una de sus manos. — Estiró ambas, cuando la sostuvo aplicó presión en el centro, entre sus dedos, la muñeca y el dorso; cuidaba muy bien de sus pertenencias sin importar de que se tratara. Continuó por todo el brazo, codo y hombro hasta ir por el cuello a los lados cercanos a la espina dorsal y en la conexión a su nuca. Claro que su juego tenía fines sexuales, pero estaba comprometido a relajar su existencia antes de pasar a los acostumbrados actos de dominación. El cuello y