No estaba al tanto del mundo de los juegos, pero ya había mentido una vez. ¿Por qué creer en ella esta vez? Los ojos se centraron en ese par de orejas, bajando hasta el rostro a los pocos segundos.— ¿Animales? —inquirió conforme cerraba los ojos. La notaba tensa, completamente alerta de que en verdad fuera descubrir el secreto detrás de su existencia. ¿Cómo podría desarmarla sin levantar sospechas de él? Sencillo.

— ¿Furros? Creo que así les llamaban a los humanoides. —una pregunta seria y llena ignorancia siempre descolocaba a las personas que ocultaban un secreto de manera torpe. Kurō aún tenía otro interés sobre la intrusa: su arma. ¿Era real? Parecía muy real por la manera en que el metal reflejaba la luz.

No tenía manera de desaparecer esas orejitas ya porque la estaba viendo, en algún otro momento iba a presentarse sin ellas para que no siguiera con las dudas acerca de. Pasó saliva un poco, observandole de reojo.

— Es un cosplay de un personaje... De un juego. Son medio animalitos todos. Me esmeré mucho para que quedara adecuado...—

Cheryl no esperaba que alguien más entrara a la sala de descanso, ella había aprovechado que no había nadie cerca para mostrar sus orejitas, precisamente porque no se sentía con mucha energía para hacerlo.

Kurō prestó atención al movimiento corporal, centrándose en esa forma en que la intrusa se mordió el labio. Aquello era un movimiento típico de un mentiroso novato, pero la dejaría creer que confiaba en su palabra. Cerró la puerta detrás de sí y caminó hasta la cama que se encontraba en el costado izquierdo de la mujer.

— No había visto un cosplay de cerca. Se ve bastante real todo. —ahora que se encontraba más cerca, podía notar como las orejas se mezclaban perfectamente entre las hebras del cabello. Desconocía si podía recrearse tal nivel de perfección anatómica, pero se limitó a tomar asiento sobre la cama de la izquierda. Estaba cansado, pero su interés sobre la extraña seguía latente.

¿Cómo explicaba que podía hacer magia y el báculo era necesario para ello? Ante la pregunta del varón se quedó pensativa unos segundos, mordiéndose el labio inferior con el único objetivo de disimular.

— Ah... Es que hago... Cosplay.

¿De dónde sacó eso? Bueno, el no haber podido ocultar sus orejas con tiempo antes de que la viera era extraño, así que bueno, su mejor opción era quedar como cosplayer.

Los ojos de Kurō veían la forma del supuesto báculo. El tamaño y la punta hacían más semejanza a una lanza que al común adornado de un verdadero báculo, pero lo interesante no estaba en la forma sino por qué tenía algo así. Las orejas por encima de la cabeza... ¿Eran un adorno? No comprendía nada.

— Bien. ¿Y para qué necesitas un báculo? No es común encontrar a alguien portando un báculo en la sala de descanso. —cualquiera podría haberse asustado; haber visto a la mujer como un extraño y llamar cuanto antes a los guardias, pero Kurō quería respuestas.