Tomó una de las uvas para llevarla directo a su boca, comiendo la misma lentamente mientras escuchaba a Lucy.

—No me sorprende. Además de talentosa, inteligente— Diría de forma seca aunque sin ese tono irónico ni grosero. —Yo terminé mis materias. Hay algunos en ensayos que debo hacer pero ya tengo una idea sobre lo que voy a explorar y los textos que voy a usar.

— No haré examen de un par por mis calificaciones, pero los demás... Van bien. Gracias por preguntar, ¿cómo has estado tú?

Acomodó su cabello detrás de sus orejitas, evitando que le cayera sobre el rostro mientras hablaba con él, eran días calurosos aunque el aire acondicionado que tenía Jericho en donde escribía parecía de lo más cómodo.

Dejó la pluma sobre el cuaderno garabateado para así reclinarse contra el asiento. Había estado encorvado por casi horas mientras pensaba en algo en qué escribir, y hubiera sido el caso si ell no lo hubiese interrumpido.

—Lucy...— Comentó con un tono formal pero no tan frío como antes. —...¿Cómo ha estado tu día? Es temporada de exámenes así que imagino estás atareada.

— Si tienes tiempo libre entonces me quedo a acompañarte.

Dejó el celular sobre el escritorio del varón, le acercó la bandeja con la comida. Dentro tenía un par de sándwich básicos pues tampoco sabía cocinar mucho, uvas verdes sin semilla y una manzana roja en octavos.

—No he avanzado nada. Debo estar bloqueado —

El autor diría apenas dando cortas miradas a la rubia. Su usual mirada indiferente era reemplazada por una más "jovial", pues la presencia de la rubia era bienvenida.

—Así que es un buen momento para tomar un descanso. Claro, si quieres acompañarme.

Cuando Jericho le hablaba, siempre parecía que le estaba dando una orden. Así que se sentó como lo pidió, colocó ambas manos sobre su propio regazo, aunque en una llevaba el móvil sujeto.

— ¿N-no te quito tiempo?

La mirada se posó en ella para luego fijarla sobre la bandeja de refrigerios que amablemente le trajo. Negó unos momentos para luego volver a su trabajo, apuntando con la zurda a una silla libre.

—Siéntate ahí. Quiero que lo comamos juntos.

Negó con la cabeza, llevaba entre las manos una especie de bandeja, se la dejó sobre el escritorio en donde no hubiera nada.

—Es un pequeño refrigerio, en agradecimiento por todo... ¡Espero que te guste!

Estaba a punto de huir a otro país. (?)

No había notado su presencia hasta que carraspeó, volteando lentamente en dirección al sonido.

—Lucy...hola. ¿Ocupas asesoría?

Carraspea suavemente para ver si sale de su concentración máxima.

—Hola, Jericho.—