-Se quedo estática ante esas últimas palabras y se estremece levemente de solo pensar en que "Lennon" podría salir a luz, realmente no quería que la conociera, hace tan solo unos pocos días atrás había tomado el control y cuando reacciono estaba bañada en sangre de quién sabe que sujeto, lo siguio hacia la habitación no había acabado de hablar después de todo necesitaba saber que tampoco iba a revelar nada de su otra persona.-

—Owww, so sweet, dear. Me alegro que nos hayamos entendido tan bien.

Dio por terminada la conversación, y junto a eso sorbió su café hasta acabarlo de un solo trago, no le daría más atención a Piscis, Rafael no era el único con un historial turbio. De hecho eso lo relajaba, pero tampoco quería que todos lo supieran, ¿Qué clase de idiota va contando por ahí sus profesiones poco éticas?
Antes de irse a la habitación miró de soslayo a su querida Piscis.

—Me gustaría encontrarte de otra manera, pero veo que es imposible, tus ojos ahora parecen pertenecer a otro.

Dijo en referencia a lo que había estado presenciando días atrás, al menos podía decirlo ahora. Agarró la maleta y subió en completo silencio las escaleras.

-Gruñe y chasquea su lengua cuando le toma de su mentón obligándola a mirarle, el iris de sus ojos se volvió completamente azul brillante chocando contra el ajeno antes de apartar su rostro del agarre ajeno, esa actitud de hacerse respetar le valía una mierda- Créeme que no eres el único que puede mostrar sus colmillos.

—Me importa una mierda.

Declaró indiferente a la actitud de la Piscis, aunque ella se portara seria, buscara hacerse respetar en ese momento, él no daría trato igualitario. Sus ojos lo hacían entender bien, aquellos adoptando los mismos que una serpiente, y el iris tornándose de un color distinto, ese hermoso tono ámbar casi cubriendo la casca.
Y para reafirmar su posición, se acercó de nuevo a ella, tomándola del mentón, la forzaba ver hacia arriba, que no desviara la cara.

—Esa noche en mi habitación, tu duda, ¿Lo recuerdas? Mis colmillos son algo que no quiero mostrar, querida mía.

-De pronto también se vio en vuelta en su infancia aquella donde los gritos de sus padres siendo quemados en una hoguera le perseguía cada día, sus dedos se movían de manera ansiosa intentando alejar aquellos pensamientos sobre su pasado, le miro con algo de seriedad cosa bastante extraña debido a que su personalidad era más amable y dulce- Se ve que poco me conoces.. No ando revelando la vida ajena como si fuera la mía.

—Soy maestro —respondió inmediato—, cada uno carga con un pasado que es mejor no revelar, Piscis.

Anexaba tomando ahora sí el café que había preparado, sirviendo en una taza. Cuando se fijó en la ventana, la oscuridad de la noche y la luna lo transportaron a su infancia. Ese ensordecedor cañón al disparar lo perseguiría de por vida.

—Construí mi vida acá como profesor, lo que hoy acabas de ver es algo que nadie más puede saber, no quiero recurrir a las amenazas.

-Tenía demasiadas preguntas que hacer pero simplemente se mordio levemente su lengua para no comenzar a hablar después de todo se lo había prometido y respiro nuevamente cuando la solto pero simplemente se mantuvo pegada a la pared y desvío la mirada de la maleta una vez que el albino la cerro, se aclaro la garganta un poco- No se supone que eres maestro..

Dudaba de sus palabras, y hacía bien, Piscis parecía que cooperaría sin problemas, aún así no sabía por cuánto tiempo. Se cercioró si estaba solo ellos dos.
Confiaría en ella, al menos esta vez. Muy despacio le fue quitando la mano, y él por su parte se fue reincorporando a una distancia prudente, cerca de la maleta, seguro con la arma.

—Se supone que nadie debe saber esto —Tomó la maleta y cerró esta, todo y su contenido ahora estaba a salvo, sin la clave que tenía, similar a las cajas fuertes, era imposible abrirla—, y espero que así se mantenga.

-Abrio sus ojos en sorpresa cuando le atrapo y acorralo contra la pared con su boca tapada y sus muñecas retenidas sobre su cabeza no podía hacer mucho, no conocía ese lado del albino y le alarmaba demasiado más que nada por su seguridad que si bien todos eran resistentes no era inmunes, lo penso por varios minutos y asintio lentamente dándole a entender que no emitirá ningún sonido mucho menos iba a pelear, sentía su corazón cerca de su garganta con su respiración completamente agitada ante lo que estaba sucediendo.-

Tan cerca que podía tocarla, y no dudó, fue rápido, letal, casi asemejando nunca haber estado ahí, el albino la atrapó contra la pared, tapándole la boca para que no emitiera ruido alguno. Las muñecas de la confundida Piscis fueron apresadas y por encima de su cabeza las tenía retenidas. Él sin duda no quería dejar cabo suelto.

—No te atrevas a hacer ningún ruido, no intentes pelear, no hagas nada —demandó con intensa emoción, apenas y parpadeó cuando sentenció sus palabras—, si haces lo que te digo, prometo soltarte, pero esto no es mío, estoy en un caso importante, busco a alguien problemático.