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su trabajo para hablarle. Nüying era orgullosa, pero no soberbia ni mucho menos despiadada con aquellos con los que empatizaba. Genuinamente le debía una disculpa.
No fue su intención asomarse para ver la escena, cualquiera que la conociera sabría que preferiría clavarse agujas en los ojos en lugar de fisgonear cosas como esas. Pero la puerta estaba semi-abierta y las paredes eran tan delgadas y juntas que con un vistazo por la rendija se podía ver bien la gran mayoría de la habitación.

Tal vez su jefe tenía razón: esas condiciones eran peores que las propias.

Lo que realmente le causó sorpresa fue recobocer el rostro del hombre que ocupaba el cuartito. Mo conocía y le había desagradado... Pensó en un inicio que era otro vanidoso pedante de ese nuevo mundo. Pero... Ahora que lo veía con esas ropas que eran totalmente opacadas por la finura de los ropajes caídos de su acompañante, entendió que nunca habían sido diferentes en realidad. Al menos en el aspecto de ser usados.

Se quedó parada en silencio y desvió la mirada para darles privacidad. Aguardaría ahí porque no tenía un mejor sitio al que ir y, de paso, esperaría a que él terminara
"Vete a explorar querida. Conoce cada esquina, ¿por qué no te das un tiempo libre con algún desdichado? Lo cargaré a mi cuenta."

La sonrisa cínica en el rostro de su verdugo tenía una razón de estar ahí, pues él sabía muy bien que Nüying odiaba a los hombres y a sus ansias de poder, de lujria y de depravación. Como fuese, a ella no le quedó de otra que avanzar entre la gente con la mirada perdida y una expresión de desinterés marcada en el rostro. Pedía, no, rogaba que no le prestaran la suficiente atención como para ofrecer dinero por ella y, merced al miedo que le generaba esa idea, terminó zigzagueando entre pasillos para ocultarse en el más recóndito de todos y perderse así de vista... Más no fue capaz de escapar de la demencia.

La pared tras la que se ocultaba retumbó con cierta fuerza mientras sonidos de gusto y placer se mezclaban en el ambiente cual canción de fondo.
"Hoy suspenderemos todo lo que tengas pendiente. He oído tus quejas sin parar, una tras otra, y decidí atenderlas como te mereces, estrella. Iremos al negocio de uno de mis amigos, tómalo como una salida recreativa del trabajo; veremos si sigues pensando que lo que te doy son puras sobras."

La condujeron a la fuerza hasta el refinado transporte y una vez dentro los matones de su jefe se sentaron a sus flancos para evitar que Nüying escapara. Todo era demasiado exagerado, la verdad, escapar era la opción para todos aquellos que aún tenían sueños, esperanzas o una cara amable a la cual extrañar. La fémina carecía de todo eso ya.

Cuando llegaron al recinto, este poseía una hermosa fachada por fuera que lo hacía pasar inadvertido en la zona. Sin embargo, apenas cruzaron el marco de la puerta de entrada, se percibió el olor a alcohol, a tabaco, incienso y sexo.
Fue una desagradable mañana de una de por sí desagradable semana calurosa que hacía que el cuerpo se cubriera de una fina capa salada por el simple hecho de existir. El verano era la temporada menos preferida por Nüying, quien no podía dejar de recordar -merced al potente astro sobre las cabezas de todos- aquellos tiempos en los que la libertad y la felicidad estaban al alcance de su mano.

"Toc, toc."

En un tiempo casi perfecto para arruinar la melancolía, apareció en el umbral de la puerta semi-abierta aquel hombre que la había encerrado en cautiverio al robarle todo lo que le quedaba de voluntad y transformarlo en una llavesita dorada que abría y cerraba la puerta de la jaula en la que ahora vivía la mujer.
wraith · 31-35, M
mas noble satisfaccion al haber podido provocar una reaccion asi... despues la misma voz grita, no de miedo, en un arranque furico y despiadado, de esas veces en las que la lengua es mas rapida que un pensamiento. El ojo tornasol se cierra al recordar ese rostro palido de mujer voltearse, dandole la espalda. El agacha la cabeza, tomando impulso para arremeter a un ritmo mas callejero la entrepierna que le dara de comer algunas noches mas en ese Ryokan.

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wraith · 31-35, M
mas... corporales, mas agitados... torpes... contrario a las clientes femeninas quienes prefieren que esa agresividad la vuelquen encima de ellas, claro, barnizadas con la promesa de la pasion de un beso, ensordecedor, acompanhadas de la caricia musical de un par de dedos tocando cuerdas mas profundas, alla donde el jugo de uno suena chicloso mientras mas lo vayan agitando.

"Hmph!... hmph! Hmph! Hmph!" La estructura de madera en un habitaculo de cuatro metros por cuatro no basta para amortiguar una escena abrasiva. Ni el haber apagado la luz de las velas ayuda a esconder lo que un par de siluetas dibujan sobre el papel, paredes delgadas y traslucidas que tampoco sirven para mantener adentro los sonidos candidos de dos cuerpos en plena friccion.

Un ojo de sabor tornasol parece concentrado, no en la faena sino en la falta de color de la pared que tiene enfrente. "HMPH! HMPH! HMPH!" Las memorias vienen y van, una voz de mujer lo saluda, la misma voz se rie y recuerda l
wraith · 31-35, M
"Ting... brang! Ting... brang! Ting ting ting ting ting... brang! Brang! Brang!" Un Shamizen es un instrumento de cuerdas muy bien apreciado en cualquier lugar, asi sea que alguien lo este tocando en el fondo de un calabozo, atorado entre los barrotes de una celda. El ambiente de esta noche es calido, el Verano ha llegado hace apenas una semana y no es amable con aquellos a los que les faltan monedas para hacerse de un poco de cerveza, tu sabes, para adormecer el malestar de la madrugada.

- Le gusta, mi senhora? - El Sake es una bebida producida a partir del arroz, muy bien apreciada en cualquier lugar, asi sea que alguien se este ahogando a mitad del Atlantico, muy bien preferiria atiborrarse la garganta de alcohol antes que sentir la Sal del Mar sacudirle una frenetica manzana de Adan luchando por no reventarse. Las tazitas van quedando al reves conforme los humores de los clientes van cambiando de tonalidad, son mas los casos en los que hombres tienden a volverse...

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