« Back to Album · Next »
¡Ya lo dije, Nikto! ¡Aquí mando yo!(?)
 
Newest First | Oldest First
Una simple presión del bisturí dejaría una marca sobre el varonil rostro. ¿Era necesario? Se preguntaba la rubia, mientras dibujaba esa piel con la mirada, apenas una ligera presión bastaría. Sin embargo, y conociendo bien al varón, no lo hizo. Volvió a sentarse sobre él como la posición anterior, con la espalda erguida. Así mismo levantó ambas manos, haciendo un corte pequeñísimo sobre uno de sus dedos, suficiente para que un chorro de sangre escapara por ahí.

Dejó caer el bisturí al suelo, para la sangre que brotaba, dejarla ir sobre el pecho del varón.
Nikto · M
—¿Me pides que yo decida? Ya sabes la respuesta.

El frío recorrido del metal solamente acentuó su sonrisa, junto con la sensación del cuerpo ajeno apretujándose en su contra. No hizo más, iba a disfrutar del sentirse vulnerable, cuanto más pudiese, mejor.

—La verdadera pregunta es si tú tienes lo necesario para hacerlo.
— Lo disfrutas, ¿no?

Tomó el bisturí que estaba al lado sobre una mesita de herramientas, lo llevó hasta el rostro del varón, su rostro se tornó a uno más serio.

— ¿Debería? — se inclinó sobre él, llevando la pieza de acero quirúrgico a la piel del rostro ajena, apenas acariciando con la parte del filo, sin intención de cortar... aún.

Pero de paso, se restregó suavemente contra su cuerpo.
Nikto · M
—¿Señora joven, o colegiala añeja? Hm...

Sonrió de medio labio, achinó los ojos. Le fascinaba fastidiarla, mayor fue su goce ante el rubor inevitable que estaba esperando desde hace rato.

—¿Vas a diseccionarme? Oh, Irina, he soñado con este momento por tanto tiempo... Anda, córtame en pedacitos.
Parecía que lo estaba disfrutando; Irina también podía darse el gusto de tontear un poco, aun con un capturado amarrado en un ovillo sobre la esquina del cuarto.

— ¿Cuándo has visto a una señora tan joven? ¡Es una mentira!

Su suave rostro parecía hasta enrojecido, hasta tomó a Nikto por los hombros para empujarlo sobre la camilla.
Nikto · M
—Se~ño~ra —se aseguró de repetirlo lenta y claramente, deleitado por esa respuesta.
— ¿Señora? — una vena se mostró sobre su sien. Como toda mujer odiaba que le dijeran señora.
Nikto · M
—Oh, a ver entonces, ¿cuáles son sus órdenes, señora jefa?

Add a comment...
 
Send Comment