─ Pero...─ Las palabras se le quedaban a mitad de camino como si quieran no salir de su garganta, obligándola a guardar silencio.
Muchas fueran las veces que sintió el tintinear de cadenas sobre su cuello, manos, talones y al sentirse libre era como una avecilla asustada de volar, le enseñaron a dejarse pasar por encima que le dijeran de todo y callar pero ella tenia voz y una que era escuchada al fin ¿porque tenia que guardar silencio?
─ Sascha yo debí oírte cuando me dijiste que tenia una venda, que estaba ciega ahora debo componer y recomponer muchas cosas.
Levanto su mirada un segundo, inevitablemente aquel continuo palmeo en su espalda comenzaba a hacerle efecto, morfeo estaba tocando a su puerta entrañando su mente para que fuera a dormir.
Susurrando por lo bajo y dando un beso en su mejilla. ─ Gracias Sascha te quiero.
─ Se egoísta conmigo esta bien no pasa nada.─ Cree entender lo que quiere decir por lo que en ves de que quede a su lado, le acomoda sobre su pecho para que escuche la sinfonía en su corazón que ella le provoca. ─ No eres cobarde solo te lastimaron de muchas formas pero ahora es momento de que sabes.─ En sus planes estaba el ir lento con ella, hacerla ver que esta bien ser amada con todo y defectos, dado ha presenciado sus lagrimas y esta ves no es distinto. ─ Siempre estaré de tu parte aunque el mundo se caiga.─ Palmada tras palmada buscaba que se fuera a dormir pues era tarde incluso para ella.
Llenándose de lagrimas sus hermosos cromas escuchaba las palabras de su acompañante, hace mucho no derramaba las lagrimas que necesitaba drenar; fue testigo de la muralla que se creo el como de sus entrañas salio un mostruo incapaz de amar de verdad.
─ Quiero ser egoísta pero no puedo, de verdad quiero monopolizarte otra vez pero soy una cobarde aun...
Escondiendo su rostro entre su pecho, moviéndose buscando quedar sobre o a su lado; temblaba como una hoja al aire mientras los relojes guardaban silencio por primera vez.
─ Se me esperaste, lo se por eso agradezco tus palabras eres mi refugio desde que llegue aquí.
Unos 5 malditos años esperando para que se despertara, verla, sentirla, tenerla entre sus brazos claro que lo decía enserio. ─ Permaneceré junto a ti como debió de ser. ─ Bajando su mano a su espalda donde con pequeñas caricias amedrentaba los temores de la Diosa. ─ Hesperis desde el momento en el que te conocí quise hacer un hogar en tu pecho, mas las lejanías y verte siendo arrastrada era agobiante entiende mis palabras estaré hasta que tu quieras que este, vamos lento para que veas lo que de verdad es el amor.─
─ No puedo dormir Sascha esta ves ¿Lo dices enserio? permanecerás conmigo.
Era presa del miedo que le dejaron sembrado en su corazón por supuesto preguntaría las veces que fueran necesarias, para calmar su corazón hasta que comprendiera sus palabras.
