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26-30, M
Uʀʙᴀɴ | Dᴀʀᴋ Tʜᴇᴍᴇs | Vɪᴏʟᴇɴᴄᴇ | Bʏᴋᴇʀ | Lᴇᴍᴏɴ
About Me
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[med][center]༺Historia༻[/center][/med]
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De la historia de Connor se sabe poco. La épica poesía de los druidas lo describen como el hijo de Lug, semidiós y héroe, con un poder incomprensible para el común de los mortales. Lideró a los guerreros ultones en incontables victorias, y su leyenda se extendió más allá de los confines de irlanda. Fueron sus enemigos ingleses los que lo apodaron "El Asesino de Hombres", sobrenombre que Connor aceptó gustoso.

Había quien pensaba que una parte de la humanidad de Connor se diluía cada vez que se entregaba a un[i][b] riastrad[/b][/i], y otros signos hermanos compartían está opinión. Cada día parecía más cruel, y su sed de sangre alcanzaba cotas antinaturales en el fragor de la guerra, aún así, su fidelidad nunca fue cuestionable. Era el perro guardián de Ulster, y sirvió con extrema fidelidad a una sucesión de reyes.

[center][b][med]༺Renacer en la Oscuridad༻[/med][/b][/center]
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Las consecuencias de la aparición de Thanitus fueron catastróficas.

Connor y algunos de sus hermanos estaban fuera de la ciudad en el momento en que los dioses solicitaron su ayuda. Cuando regresaron de la guerra, encontraron la otrora ciudad de Úlster en ruinas. En el centro de aquel pandemónium hallaron al gran Thanitus, un ser malévolo al servicio de los dioses del inframundo.

Los signos pelearon con uñas y dientes, con magia y acero, pero era obvio que no podían ganar en poder al oscuro titán alimentado por la nigromancia de los dioses de la muerte. Connor y un puñado de sus hermanos se sacrificaron voluntariamente, llevándolo hasta las profundidades de un circulo de piedra, una construcción druida que conectaba con el reino de los Tuatha Dé Danann, y rogó a sus hermanos que sellaran la construcción con ellos dentro. Los signos eran conscientes de que era la única forma de detenerlo, y tanto signos como titán fueron atrapados.

Connor y sus hermanos lucharon con su enemigo durante incontables eones, mientras la otrora gran civilización de Úlster desaparecía bajo las arenas del tiempo. Pero una voz misteriosa envenenó con labia los oídos del Sabueso, y con el tiempo, la ponzoña de ese ser que no se dejaba ver, se impregnó en su alma. Esa fue Morrigan, quién convenció a Connor de que los demás signos, celosos de su éxito y de su poder, habían aprovechado la oportunidad para deshacerse de él.

Poco a poco el resentimiento se apoderó de Connor. La diosa no hizo más que tergiversar su visión de lo real, hasta que El Sabueso dejó de pelear con su influencia, y se llenó de rabia contra sus hermanos. Cuando unos codiciosos exploradores mortales abrieron finalmente el circulo de piedras, Connor aulló iracundo y escapó con estruendo hacia el mundo de los humanos, olfateando el aire en búsqueda del rastro de sus hermanos.

El mundo ha cambiado mucho en su ausencia, pero es consciente de que los signos están rencarnando como cada mil años, y no piensa dejar escapar su oportunidad para vengarse de ellos.

[big]"—Me dejaron solo entre las tinieblas, y ahora morirán por esa traición." [/big]