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User1579713 · 22-25, M
No sé.
[Empezó a hurgar en su bolsillo, sacando de ahí una pequeña piedrita. Se cubrió con Mika, mientras la lanzaba contra el opuesto, dispuesto a golpearle la cabeza sin mucha fuerza. Luego, optó por esconderse detrás de la mujer, como si fuese ella la culpable del acto, lo hizo todo con la velocidad más esperada de un samurai.]
Oe, Mika... No hacía falta hacer eso.
[ Se reía en voz bajita, esperando que su treta tonta tuviese efecto, dado que le "lanzó" la culpa a la opuesta por su vandalismo propio. Prefirió bromear con eso, mientras que claro, cual ardilla, mordisqueaba a Mika en su vientre, en sus antebrazos, en sus manos incluso. Mordía los dedos de la ajena, o al menos eso buscaba nada más para alterarla.]
[Empezó a hurgar en su bolsillo, sacando de ahí una pequeña piedrita. Se cubrió con Mika, mientras la lanzaba contra el opuesto, dispuesto a golpearle la cabeza sin mucha fuerza. Luego, optó por esconderse detrás de la mujer, como si fuese ella la culpable del acto, lo hizo todo con la velocidad más esperada de un samurai.]
Oe, Mika... No hacía falta hacer eso.
[ Se reía en voz bajita, esperando que su treta tonta tuviese efecto, dado que le "lanzó" la culpa a la opuesta por su vandalismo propio. Prefirió bromear con eso, mientras que claro, cual ardilla, mordisqueaba a Mika en su vientre, en sus antebrazos, en sus manos incluso. Mordía los dedos de la ajena, o al menos eso buscaba nada más para alterarla.]
xoriety · 22-25, F
— Así es... Deberíamos. —
En complicidad siguió aquella risa contagiada por el buen ánimo y las circunstancias en las que se encontraban, momentos que disfrutaba como ningún otro antes. Enarcó una ceja tras escuchar el murmullo que llegaba a su oído, no se había percatado de un olor diferente o siquiera una presencia por lo que disimuladamente volteó el rostro, aunque de disimulo no había nada cuando se trataba de Mikhaela.
— ¿Ah?, ¡es cierto! —
Tiró del ropaje del samurai desde el hombro, para que voltease como ella a observar.
— ¿Deberíamos acercarnos?
En complicidad siguió aquella risa contagiada por el buen ánimo y las circunstancias en las que se encontraban, momentos que disfrutaba como ningún otro antes. Enarcó una ceja tras escuchar el murmullo que llegaba a su oído, no se había percatado de un olor diferente o siquiera una presencia por lo que disimuladamente volteó el rostro, aunque de disimulo no había nada cuando se trataba de Mikhaela.
— ¿Ah?, ¡es cierto! —
Tiró del ropaje del samurai desde el hombro, para que voltease como ella a observar.
— ¿Deberíamos acercarnos?
User1579713 · 22-25, M
¡Oi! Era una buena expresión, bakaremono [ Elevó sus cejas, evidentemente ofendido. Sus brazos siempre tensos, firmes incluso ante el delicado tacto de la mujer. Con irreverencia, se permitió buscarle aún más con la mirada, con esos dos ojos amarillos que poseía, casi felinos. ] Somos más afortunados de lo que podemos pedir, deberíamos agradecer todo el día esto...
No sé si somos almas gemelas, pero con seguridad algo nos puso juntos... [ Afirmó, al paso que se fundía en una pequeña risilla. Mientras que acercó su rostro una vez más para susurrarle con absoluto cuidado.] Oe... Creo que hay una persona que nos mira. (?)
No sé si somos almas gemelas, pero con seguridad algo nos puso juntos... [ Afirmó, al paso que se fundía en una pequeña risilla. Mientras que acercó su rostro una vez más para susurrarle con absoluto cuidado.] Oe... Creo que hay una persona que nos mira. (?)
WyrmladDArkadia · 22-25, M
-suspira agriamente y se siente en uno de los bancos cercanos-
xoriety · 22-25, F
— Tú eres el único tonto que conozco que sufre porque lo aman. —
Lo regañó aunque por su risa podía perderse un poco la seriedad de lo que aquella frase implicaba. Los dedos de la vampiresa desfilaban a toques de sus yemas por un sendero que ella misma trazaba hasta sus antebrazos donde ahí oprimía ligeramente la musculatura de sus brazos.
— ¿No somos nosotros afortunados?, quizá antes no fuimos considerados por otros corazones... Pero, puede que haya sido obra del destino llegar a esta coincidencia. — Aseguró antes de proseguir.
— Aunque somos criaturas diferentes, compartimos un destino muy similar. Supongo que eso es aquello a lo que llaman almas gemelas, ¿no crees?
Lo regañó aunque por su risa podía perderse un poco la seriedad de lo que aquella frase implicaba. Los dedos de la vampiresa desfilaban a toques de sus yemas por un sendero que ella misma trazaba hasta sus antebrazos donde ahí oprimía ligeramente la musculatura de sus brazos.
— ¿No somos nosotros afortunados?, quizá antes no fuimos considerados por otros corazones... Pero, puede que haya sido obra del destino llegar a esta coincidencia. — Aseguró antes de proseguir.
— Aunque somos criaturas diferentes, compartimos un destino muy similar. Supongo que eso es aquello a lo que llaman almas gemelas, ¿no crees?
User1579713 · 22-25, M
casi desesperación. ]
Me lastima quererte tanto.
Me lastima quererte tanto.
User1579713 · 22-25, M
[ Claro que continuó con ello, rascaba su cabeza con sus dedos, dejandose llevar por la yema de los mismos. Akamatsu amaba esos ojos embrujadores, que le hacían descubrir algo nuevo de ella cada vez que entraba en ese Jigoku de amor. Era el infierno porque de él no existía escapatoría, la vampira podía en él lo que nadie podía, ver un alma gemela que el destino impone de forma infinita. Él, condenado a repetir sus mismos errores ahora tenía una criatura inimaginable y hermosa, la cual podría incluso ante la luz de la luna rivalizar al propio Tsukuyomi y ante el sol, a la propia Amaterasu. Nadie podía negarlo, sus labios moviendose valían más que las palabras que decían, pues Akamatsu sentía que podía ver el alma ajena de ser existente ¿no? ]
No sé, ya deja de decir cosas así... ¡Dime otra cosa! [ Con tontería, un poco de timidez y una felicidad que no podía ni esconder, ni ocultar... [ Negó una y otra vez, se había apoderado en él un sentimiento de escondite total. De desborde, de..
No sé, ya deja de decir cosas así... ¡Dime otra cosa! [ Con tontería, un poco de timidez y una felicidad que no podía ni esconder, ni ocultar... [ Negó una y otra vez, se había apoderado en él un sentimiento de escondite total. De desborde, de..
xoriety · 22-25, F
Si le mimaba así tan seguido, probablemente después lo molestaría para que no dejase en paz las caricias en su cabeza. Tenían algo que le relajaba, sus manos eran lo que se sentía como un refugio para ella y quizá por esa razón sentía una enorme paz, una mutua paz.
Un suspiro pesado abandonó su cuerpo, con un ligero sonido de complicidad como un ronroneo sonó en su garganta.
— Estoy segura de que así será, Akamatsu. —
Le susurró por lo bajo, antes de buscar sujetarle de las muñecas. Sus pulgares dejarían caricias circulares ahí mismo en su piel.
— Nunca había querido a nadie como te quiero a ti.
Un suspiro pesado abandonó su cuerpo, con un ligero sonido de complicidad como un ronroneo sonó en su garganta.
— Estoy segura de que así será, Akamatsu. —
Le susurró por lo bajo, antes de buscar sujetarle de las muñecas. Sus pulgares dejarían caricias circulares ahí mismo en su piel.
— Nunca había querido a nadie como te quiero a ti.
User1579713 · 22-25, M
Souka... [ Dijo sin más, elevó sus ojos al cielo, quizás así el mundo mismo sentiría lo que él. Se sentía en paz, eso era un muteki, un ser invencible bajo el cielo y la tierra es aquel que no tiene enemigos, que todo a su lado está en perfecto balance, ni más ni menos. Así era estar con Mika.]
Me quedaré contigo siempre.
[Se abrazó de nuevo a ella, esta vez, desde su nuca y cuello que rodea con ambos poderosos brazos. Sus dedos se entrelazan con algunos de sus mechones, acerca su nariz contra la ajena para así rozarlas un rato, susurrar ahí pequeñas promesas de amor.]
Nada, nada, nunca nos va a separar.
Me quedaré contigo siempre.
[Se abrazó de nuevo a ella, esta vez, desde su nuca y cuello que rodea con ambos poderosos brazos. Sus dedos se entrelazan con algunos de sus mechones, acerca su nariz contra la ajena para así rozarlas un rato, susurrar ahí pequeñas promesas de amor.]
Nada, nada, nunca nos va a separar.
xoriety · 22-25, F
No había forma de que la apartaran en ese momento de su lado, quizá sólo él mismo podría lograr aquello precisamente como ahora que quedó besando el aire al ser estirada como una niña sorprendiéndose un poco con el pestañear incrédulo que ahora miraba desde arriba el rostro del azabache. La ternura de su risa invadió el pequeño espacio que tenían aquellos dos, sujetándose de sus antebrazos disfrutando de la brisa que les acompañaba. Después de tantas penas, quizá aquella era finalmente su recompensa o la de los dos, todo era un misterio pero uno particularmente maravilloso.
Descender no la distrajo de su objetivo, que era pegársele como sanguijuela al cuerpo, correspondiendo a cada corto beso en sus labios.
— Lo único que pido es que estés conmigo, nada más. — Alzó la diestra para tocar la punta de su nariz con el dedo índice.
— ¿Podrías concederme eso?, el quedarte a mi lado.
Descender no la distrajo de su objetivo, que era pegársele como sanguijuela al cuerpo, correspondiendo a cada corto beso en sus labios.
— Lo único que pido es que estés conmigo, nada más. — Alzó la diestra para tocar la punta de su nariz con el dedo índice.
— ¿Podrías concederme eso?, el quedarte a mi lado.
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