[ Era estoico de vez en cuando y no dudaba en atiborrarse la boca de carne o verduras, sin distinguir realmente lo muy rico que estaba, pues comía con mucha, mucha, mucha voracidad. ]
Están muy buenos ¡Jnmm! Mi hogar, mi hogar. Hace mucho que no tenía un sitio para así llamar.
Pero yo no soy ningún dios. [Dijo con cuidado, ya que no debía ser servido entonces de esa manera. Aún así, entre sus cambios de forma es que ella le marea. ] No cambies tan rápido, ¿se supone que no tienes cuerpo real, entonces?
[Bebió muy rápido ese sake, como para procesarlo todo.]
[ Se mantuvo serio ante la mirada ajena, solo asintiendo en lo que comía las mandarinas. Hasta que no tragó, nada más dijo.]
Las frutas, todas ellas. Japón, su gente, sus personas sobrevivieron aquí recogiendo frutas. Luego de ello vino el arroz, si, vino la pesca y la caza si, pero en primer lugar...Nuestra gente fue recolectora de frutas.
Por eso somos pacientes por naturaleza, tenemos que esperar que la fruta nazca...Que caiga del árbol...
Entiendo, la mía es la cerveza. [ Ya que decían cosas que no eran frutas, Akamatsu decidió que de ahora en más, todas las comidas lo eran. Entre que comía, le ofrecía a ella. ] ¿Sabías que la historia de está isla nace de una fruta?
Ookini, Yoko...[ Dijo al notar como rodaban esas mandarinas en el suelo, Akamatsu tenía mucha hambre. Se sentó respetuosamente en el mismo, mientras tomaba una y la empezaba a despellejar, dándole gajos prolijamente deliciosos.] ¿Cuál es tu fruta favorita?
¡¡Me encantan las mandarinas!! [Se levantó de un pequeño salto, observó con sus ojos de manera feroz, intentando encontrar esos traviesos frutos tan jugosos y tiernos.] ¿Viste algunos cerca? Usa tu olfato.
