22-25, M
Looking for redemption in every death. 生まれ変わった。
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Akamatsu es un renacido guerrero samurai, proveniente del periodo Sengoku pero devenido en la actualidad. Estudiante de la forma de espada Yoshioka, fue bendecido o maldecido con la capacidad de ser inmortal. Es capaz de regenerar sus heridas por completo, sin importar de su gravedad al cabo de instantes o días dependiendo de su tipo. Aún así, incluso siendo exorcizado o exterminado por completo terminará renaciendo en cada muerte en las aguas del lago Daisuke ubicado en Japón.
┊ ┊生まれ変わった。 ┊ ┊
Contradictorio, volátil y pesimista, Akamatsu pasa gran parte del tiempo renegando de su propia existencia. Aún así, el transcurso de los años ha pulido su conducta, otorgándole una muy extraña sintonía entre la heráldica antigua con los modos modernos. Intenta adaptarse como puede al día a día, a veces trabajando como matón o asesino a contrato, con tal de aprovechar sus dones en el arte del combate, pero a veces, especialmente en vidas en las que está harto de pelear, opta por trabajar de medio tiempo de lo más variopintos y cómicos: Basurero, mesero, vendedor de libros.
┊ ┊ Conocimientos. ┊ ┊
ᵃ. Conocimientos amplios en las artes del combate desde el Sengoku hasta la actualidad. Desde el combate sin armas hasta el uso de Tanegashimas más modernos, tiene un talento singular para todo instrumento cortante.
ᵃ. Conocimientos amplios de los mundos espirituales y del traspaso de planos, especialmente en el Jigoku o el Infierno.
ᵃ. Conocimientos amplios de cultura del anime, especialmente del hentai y los videojuegos eroge.
┊ ┊Tres Posturas del Oeste。 ┊ ┊
Las habilidades de pelea de Akamatsu tienen su primigenia al más puro estilo sengoku jidai o mejor dicho, en un periodo entre guerras de clanes, sectas e individuos. Armas en mano, no conocían otra cosa que no fuera el matar, el arte y la pasión por cegar las vidas ajenas. Las revueltas e incidentes eran en lenguaje cotidiano de todos los habitantes de Japón, por ende, los más valientes guerreros estaban acostumbrados a los horribles baños de sangre.
La Forma de la Espada de la Escuela Yoshioka no es otra cosa que la perfecta enseñanza del matar a otros con elegancia y disciplina. Esa es la visión que Akamatsu tiene de las artes marciales, no conoce otra forma de verlas e indudablemente, para él todas llevan a derrotar a otro oponente, con o sin resultados trágicos de por medio.
La primer postura de la Escuela Yoshioka consiste en el posicionamiento en la batalla, ya sea en un escenario de campo de guerra o estar sentado en una casa de té. El espadachín entiende, contempla y se adapta a todo terreno a la hora de luchar, pudiendo desenvainar en el momento menos esperado para seccionar a la victima.
La segunda postura abarca al combate contemplativo y lógico, llevado al más absoluto de los vacíos -humanamente posibles- para permitirse bloquear las emociones, las ataduras y los propios limites de la mentalidad humana a la hora de reaccionar. Las artes marciales no hacen otra cosa que mecanizar, automatizar y hacer posible movimientos más efectivos, por ende victoriosos, en el campo de lucha.
La tercera postura, se diferencia de la introspección pasional, guiada al correcto uso de la moral y la capacidad humana de ser guiado por los sentimientos para alimentar la fría lógica. Los deseos de protección, el orgullo, el amor y la voluntad son armas aún más efectivas que cualquier katana.
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Contradictorio, volátil y pesimista, Akamatsu pasa gran parte del tiempo renegando de su propia existencia. Aún así, el transcurso de los años ha pulido su conducta, otorgándole una muy extraña sintonía entre la heráldica antigua con los modos modernos. Intenta adaptarse como puede al día a día, a veces trabajando como matón o asesino a contrato, con tal de aprovechar sus dones en el arte del combate, pero a veces, especialmente en vidas en las que está harto de pelear, opta por trabajar de medio tiempo de lo más variopintos y cómicos: Basurero, mesero, vendedor de libros.
┊ ┊ Conocimientos. ┊ ┊
ᵃ. Conocimientos amplios en las artes del combate desde el Sengoku hasta la actualidad. Desde el combate sin armas hasta el uso de Tanegashimas más modernos, tiene un talento singular para todo instrumento cortante.
ᵃ. Conocimientos amplios de los mundos espirituales y del traspaso de planos, especialmente en el Jigoku o el Infierno.
ᵃ. Conocimientos amplios de cultura del anime, especialmente del hentai y los videojuegos eroge.
┊ ┊Tres Posturas del Oeste。 ┊ ┊
Las habilidades de pelea de Akamatsu tienen su primigenia al más puro estilo sengoku jidai o mejor dicho, en un periodo entre guerras de clanes, sectas e individuos. Armas en mano, no conocían otra cosa que no fuera el matar, el arte y la pasión por cegar las vidas ajenas. Las revueltas e incidentes eran en lenguaje cotidiano de todos los habitantes de Japón, por ende, los más valientes guerreros estaban acostumbrados a los horribles baños de sangre.
La Forma de la Espada de la Escuela Yoshioka no es otra cosa que la perfecta enseñanza del matar a otros con elegancia y disciplina. Esa es la visión que Akamatsu tiene de las artes marciales, no conoce otra forma de verlas e indudablemente, para él todas llevan a derrotar a otro oponente, con o sin resultados trágicos de por medio.
La primer postura de la Escuela Yoshioka consiste en el posicionamiento en la batalla, ya sea en un escenario de campo de guerra o estar sentado en una casa de té. El espadachín entiende, contempla y se adapta a todo terreno a la hora de luchar, pudiendo desenvainar en el momento menos esperado para seccionar a la victima.
La segunda postura abarca al combate contemplativo y lógico, llevado al más absoluto de los vacíos -humanamente posibles- para permitirse bloquear las emociones, las ataduras y los propios limites de la mentalidad humana a la hora de reaccionar. Las artes marciales no hacen otra cosa que mecanizar, automatizar y hacer posible movimientos más efectivos, por ende victoriosos, en el campo de lucha.
La tercera postura, se diferencia de la introspección pasional, guiada al correcto uso de la moral y la capacidad humana de ser guiado por los sentimientos para alimentar la fría lógica. Los deseos de protección, el orgullo, el amor y la voluntad son armas aún más efectivas que cualquier katana.