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Había tensado los labios. Alguna vez escuchó que alguien de su pasado le decía lo mismo, y las memorias le hicieron eco en su cabeza y en el pecho; levantó la cabeza para mirar a ese hombre y contestar una sutil hostilidad (ser fri o amarga no era lo suyo), contemplandolo en silencio durante unos momentos sin poder evitarlo.

—Yo... —Susurró suavemente, en un tono completamente diferente al que había utilizado antes. —Soy un médico de campo. Me dedico a sanar personas... Esto se lo digo porque muchos han intentado reclutarme para experimentos, y yo ya no puedo con eso. —Se aclaró la garganta y tuvo que obligarse a apartar la mirada de él, tratando de ser profesional. —Asi que, si busca una persona que siga experimentando, le pediré que siga buscando.
User1579432 · 31-35, M
— Sí, hay un puesto libre en mi unidad. Enfrentamos todo tipo de problemas únicos. Alguien con su habilidad podría ser de gran ayuda. — Se alegró de ver una mujer profesional. En esta rama del Bio terrorismo, a menudo se encuentra con heridas o enfermedades que escapan de la comprensión de ciencia ordinaria. Pero está seguro de que la Doctora está lista para el reto.
—Me dijeron que buscaba un médico reservado. —No se detenía entre su pequeño consultorio, acomodando lo que parecía una mudanza, ella ni siquiera llevaba aún su bata de médico, sino un simple vestido recto de tirante ancho color azul marino. —Acabo de llegar hace poco tiempo, y he tenido clientes reservados, así que me puse a investigarlo. No soy muy adepta a los militares, ¿sabe?
User1579432 · 31-35, M
— Mis.. "Andanzas" .. ¿A qué se refiere, Doctora?
—No lo creerá, pero estoy bastante enterada de sus andanzas, señor Redfield. Al menos en el mundo en el que me manejo.

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