Le correspondía asintiendo, silenciosamente. Temía que Blaze fuera capaz de oír su corazón latiendo fuerte como un tambor por esas palabras pronunciadas.

Su instinto le decía que no era cierto, pero Miruna sí que estaba dispuesta a hacer lo que fuese necesario por Blaze. Mantenerla a su lado era una prioridad en su vida.


— Quiero ver esa que mencionaste, la de los vecinos que...no recuerdo más. Pero, se oía bien. ♡

Un beso fue dejado en la mejilla de la albina para luego ponerse de pie y ofrecerle la mano. Era la única forma de acabar bien ese día tan pesado.

Sentía una incomodidad en el pecho, no entendía porqué ¿Era por lo ocurrido? No... No podía ser, habían atacado a Miruna. Ella era inocente.

La albina correspondía eso beso con esos pensamientos que le revoloteaban, los ignoraba. El beso se intensificó más a esos labios empujando un poco a la castaña para alejarse despacio.

— Haría lo que fuera por ti.

Lanza enseguida sin pensar, no le importaban los demás, Miruna era su primer todo y la cuidaría.

— ¿Que tal si vemos una película?

Musita con esa voz amable y suave, susurrante sin cortar esa cercania entre ellas.

Y Miruna profundiza despacio. Mientras besaba a Blaze, recordaba lo sucedido y con más ganas se perdía en los labios de la más alta.

No sólo la besaría, quería abrazarla, dormir en su pecho. Recordarse a sí misma que Blaze era suya y no iba a permitir que la alejen de ella.

— ¿Que pregunta es esa? Claro que quiero.

Se ríe para si misma de forma sutil, se le ocurrió un chiste, cosa que no solía ocurrir pero en el momento le pareció bueno decirlo.

— Tienes casa sola, como en las películas. Hay que aprovechar...

No había sonado a chiste pero la idea de aprovechar y besar más a Miruna lejos del ojo de sus padres era tentador y prohibido. Claro que quería.

La albina no desaprovecha el momento para acercar nuevamente su rostro a los labios ajenos robando un beso a Miruna ¿Estaba bien hacerlo luego de un día de mierda?.

— Es que estás moviéndote mucho... Quieta, así.

Fue Miruna la que intentó que deje de moverse, todavía sosteniendo sus mejillas luego del beso. Ese pequeño acto ya había cambiado su expresión, avivando la llama interior que la mantenía sonriente.

Pensó que quizá le debía alguna explicación, pero no, decir la verdad estaba fuera de cualquier posibilidad. Simplemente la mira con su adorable expresión e intenta cambiar de tema a uno mucho mejor.

— Hoy puedes dormir conmigo en la misma cama, mis papás salieron y no vuelven hasta mañana...¿Quieres?

El beso había venido más que bien, les ayudo para romper más esa tensión del silencio. Blaze enseguida la toma de la cintura para evitar que se alejara, mantenía esa cercania entre ambas.

Deslizó sus manos abrazando un poco más por su lumbar, con un semblante más amable y tranquilo Blaze le murmura cerca de sus labios.

— Ya paso... Estaba aburrida igual la fiesta.

Sonríe suave elevando una poco sus hombros. Miro en silencio los orbes de Miruna, ladeó despacio su cabeza y correspondió a otro beso con la castaña, se quejo un poco por el leve raspón en su rostro.

— uhmg... Duele un poco...

Miruna estaba de rodillas frente a ella, entre sus piernas, atendiendo el raspón en su mentón con mucho cuidado. De fondo, se oía la televisión, un programa para niños.
Cuando la castaña tenía un mal día, le gustaba ver caricaturas. No las estaba viendo, pero sus voces ya ayudaban bastante.

— Lo recuerdo. Fuiste muy amable, aunque en todo momento pensé que estabas molesta conmigo...

Sonríe suave. Ese día Blaze tenía un aspecto intimidante, pero aún así le había gustado, mucho.

Luego de cubrir ese raspón, gentil toma el rostro de la albina entre sus manos, mirándola. Lento se acerca a robarle un beso fugaz de sus labios.

— Perdoname por dejarte sola en la fiesta, pero ya no quería estar ahí.

Esa noche corrieron con suerte, ambas estaban solas por los momentos, Blaze no había preguntado nada por la familia de Miruna, quizás llegarían más tarde o tal vez no.

Estaba sentada en la sala dejando que Miruna le curara. La albina sonríe ladina, ahora era Miruna quien curaba sus heridas está vez.

— ¿Te acuerdas cuando nos conocimos? Te había cuidado tu caída.

Dijo de repente en ese silencio, no habían hablado desde que iban en camino a casa de Miruna. Supuso que el silencio era lo mejor para ese momento hasta que Blaze lo irrumpio.

El abrazo afloja las lágrimas de sus ojos, y llora sin emitir un sonido. La chica solía buscar tener el control total de sus emociones, pero esa noche, simplemente estaba frágil.
Sin saber a qué se refería exactamente Blaze asistió, apegándose a su pecho.

— Lo siento mucho...

Lo que sentía es que se haya hecho daño por seguirla. Miruna no se arrepiente de haber golpeado a Ami ni de las cosas que le dijo a esa chica.
La observa queriendo separarse, debían ir a casa y curar esas heridas.

— Quedate a dormir en mi casa esta noche. Vamos, hay que lavar esas heridas.

Se levantó con la ayuda de la castaña mirando sus muñecas lastimadas, no le importaba. La albina toma a Miruna por sus manos para mirarle.

— Miruna...

No sabía por dónde empezar. Todo era un desastre, sin embargo Blaze simplemente jala a la más baja a su pecho abrazándole. Un acto totalmente extraño que la más alta hiciera, pero pensó que era mejor eso que las palabras y preguntar lo obvio.

— No vuelvas hacer eso...

Le había molestado que se marchara así sin más, seguía sin entender que sucedía pero Blaze solo quedó en silencio, no le iba a reprochar nada. Su menton tenía raspón, aquel rostro limpio y hasta virginal ya estaba algo sucio y con un poco de sangre en esos raspones.