Se eleva de hombros en su habitación tenía un gran televisor y su cámara era amplia con otra cama desplegable abajo.

— ¿Cuál es tu estilo? Me gustan las de suspenso

El timbre había sonado anunciando el final de aquel recreo, la alarma le hizo ponerse mas decaída de lo que ya estaba pero que Miruna aceptará le hizo ser algo positiva. Blaze tomo su bolso para colocarlo en uno de sus hombros.

— Maldita alarma...

Ella no interfiere, Blaze podía tomar sus decisiones ese día sin su consejo.
Antes de poder despedirse, la pregunta le hace sonreír.

— Estoy libre, puedo ir. ¿Y si vemos una película? Puedo llevar golosinas.

— Es algo complejo, me gusta escribir en clase pero...

Suspira nuevamente observando a Miruna, no estaban en la misma clase, quizás le haría caso observando por la ventana.

— Tal vez solo presente el examen y me vaya.

Coloca sus antebrazos en sus rodillas pensando en una idea.

— Miruna ¿Hoy estarás ocupada? Me quedaré sola en casa, se me ocurre que puedas quedarte si tienes tiempo.

A todo le diría que sí, con tal de animarla. Si quería lejos del instituto, que así fuera. Además tenía más lógica.

— ¿Bromeas? Amo esa tienda. ♡

Afirma con una sonrisa. Se trataba de un buen sitio para encontrarse.

— ¡De acuerdo! Ahí nos veremos. Blaze, tomatelo con calma hoy... no hagas nada, solo finge que escribes.

Blaze le detallaba en todas esas acciones, era increíble su cara neutra y de poker como si no sintiera nada, su madre le decía de pequeña princesa de hielo y ya se entiende el porque. La albina quedó pensativa en las palabras de Miruna en las esquina del instituto era un sitio donde podrían verlas.

— Tal vez en otro sitio lejos del instituto, no ser tan obvias..

Pensó por otro momento más y se le ocurrió la tienda de peluches que estaba dos cuadras más abajo del instituto.

— ¿Conoces la tienda de peluches en la calle otto?

Que acepte sin peros le roba una sonrisa y después sucedió que sus mejillas adquirieron un suave sonrojo por la caricia, y el tono de voz que Blaze usó. Por cierta razón que Miruna aún no entendía, la albina le parecía preciosa al verla tan triste y desolada.

Se aclara la garganta, agregándose el cabello tras la oreja con su mano libre. Quería actuar con normalidad.

— Ni lo menciones, para eso están las amigas. Encontremonos mañana en la esquina del instituto, a la hora de entrar. ¿Okay?

Blaze vivía prácticamente sola, su madre vivía en Estados Unidos, estaba separada del padre de Blaze, en cuanto al padre de Blaze trabajaba para una importante empresa pero gastaba el dinero en mujeres de la oficina y no pasaba el día en casa, el único compañero de aquella chica era su mascota Pier, ese pastor alemán que había muerto.

La mirada de la albina estaba pensativa ante la propuesta, no tenía a más nadie, solía estar sola, las únicas interacciones que llegó a tener fue con chicas del instituto que se le acercaban para coquetearle a excepción de Miruna que había conocido por el incidente que ella había tenido.

— No soy mucho de salir pero... Si, salgamos mañana.

No tenía nada que hacer, tampoco quería quedarse en aquella casa vacía.

— Miruna, gracias

Fijo su mirada en ella, dejo una muy leve caricia en el dorso de ella, la albina no era muy expresiva y el contacto era poco con alguien pero estaba agradecida con esa chica que le atendió en ese momento.

— No, aún no. Pero llegará el día, lo sé.

Mantenía la mirada fría de Blaze, quería entenderla. Pero Miruna era una persona compleja en su interior, a veces, sentía que había algo mal en ella porque nadie le importaba demasiado.
Ladea el rostro, tan linda y natural como era. Quería animar a Blaze, o hacerle sentir que estaba allí, acompañándola.

— ¿Y si mañana no venimos a clase? No hay examen, no hay nada. Podemos ir al cine, o al centro comercial.

— Tenemos examen hoy, no me conviene perderlos... Además, a nadie le va a importar la muerte de un animal como para tener una falta..

Era realista y cruel con esa realidad pero pensó que era cierto lo que decía, la mano de Miruna le hizo llevar su vista allí.

— Preferiría que otras personas murieran menos mi perro...

El gesto era vacío, la chica no lloraba pero por dentro se sentía destrozada. Posó su mano encima de la ajena.

— ¿Alguna vez haz perdido a alguien o algo que te importe mucho?

Elevó esa mirada rasgada y gélida en esa chica.

Fue un instinto, el reflejo de su personalidad cariñosa que hacen que la castaña le tome de la mano en un suave agarre. Claro, ya no estaría hablando en ese tono brillante. Negó despacio.

— Lo lamento mucho. Lamento tu pérdida...

La miraba, detallando esa expresión nueva. Miruna no sentía absolutamente nada cuando se enteraba de muertes, pero fingía por respeto. Y porque Blaze era una buena persona.

— ¿Qué haces aquí? No deberías haber venido hoy...