-Sollozaba con su rostro lleno de lágrimas y mocos en su nariz intentando calmarse estando fuera de la casa pudo respirar con tranquilidad y asintió a las palabras de su madre intentando ponerse sus zapatos.-
— Ya pasó, ya pasó. — En su camino a la puerta tomó lo indispensable; las manos le temblaban un poco y por eso fue torpe al tomar un par de zapatos para cada una. — ¿Qué tal si por hoy nos ponemos los zapatos afuera de casa? Fuhuh. — intentando hacerlo ver como un juego, pasó de largo el genkan y salió de una vez por todas, avanzando a largas zancadas, cerrando la puerta tras de sí y no parando sino hasta llegar a las escaleras comunes del edificio. — Pongámonoslos aquí. —
-Intentaba calmarse como le decía su madre pero parecía algo imposible, se sentía segura en sus brazos, respiro hondo calmando su respiración y asintio a la petición, aferrandose a ella con sus brazos alrededor de su cuello.-
De una se le esfumó toda soñolencia; angustiada pero procurando la calma, se sentó en el piso y trajo a Miyu con ella, mirando el punto donde a pequeña había estado mirando. No notaba nada raro, de início, pero en seguida se percató que los dos gatos que tienen, miraban hacia ese punto con el pelo del lomo erizado. — Calma, corazón. Respira hondo, no pasa nada. ¿Qué te parece si salimos a caminar? — Sugirió, haciendo lo humanamente posible para no caer en el miedo.
-Estaba en una crisis emocional o mejor dicho estaba asustada, había creído que las cosas que veía de vez en cuando eran producto de su gran imaginación, aquella mañana había sufrido un episodio terrorífico de haber visto una enorme sombra en la puerta de la entrada.- ¡もうんsっろ! -Se aferraba a su madre escondiendose en ella.-
— M - Mi Chan, ¡¿qué sucede?! — Soñolienta, con un ojo cerrado aún (?) — Ara ~... ¿Te sentiste solita mientras dormía? ¿O fue algo más? — Ya se había agachado en cuclillas para abrazarla y darle contención emocional.
