Sabía bien todo lo que había detrás de la decisión del soberano de los mares. Y también parecía comprender las intenciones de Batman al reclutarlos sólo a ellos dos tan temprano.

— Este es nuestro Ojo en el Cielo —apoyó ambas palmas contra los cristales, observando la Tierra desde la base espacial: la Atalaya. Desde ahí todo se veía hermoso y pacífico, y a la vez tan diminuto—. Si piensas volver al faro, dime. Es el único lugar en el mundo donde pude encontrar algo de paz.