[code]A Arthur poco le importaba la vista desde ese lugar, jamás había sido muy fanático de todos esos lujos y exageraciones que tanto amaba Bruce Wayne. El rey de los mares se mantenía sentado en su lugar en una posición para nada respetuosa, piernas abiertas, brazo encima de la mesa, una postura relajada en lugar de la respetuosa y recta que mantenía Diana.
Escuchar hablar sobre su faro hizo un cambio rápido en su mente, hizo que recordara su hogar, cerca del mar y con aroma a tierra mojada, muy opuesto a ese lugar todo de metal, estéril, sin vida ni sentimientos.
— Pienso volver apenas terminemos aquí, no me gusta quedarme en los cuarteles, no puedo dormir aquí — Wayne insistía mucho con tener al equipo junto en la Atalaya, pero Arthur detestaba ese lugar, empezando con el hecho de estar tan apartado de los dos lugares que consideraba hogar, tierra y mar.[/code]
Sabía bien todo lo que había detrás de la decisión del soberano de los mares. Y también parecía comprender las intenciones de Batman al reclutarlos sólo a ellos dos tan temprano.
— Este es nuestro Ojo en el Cielo —apoyó ambas palmas contra los cristales, observando la Tierra desde la base espacial: la Atalaya. Desde ahí todo se veía hermoso y pacífico, y a la vez tan diminuto—. Si piensas volver al faro, dime. Es el único lugar en el mundo donde pude encontrar algo de paz.
[code]—Me quedaré un tiempo Diana, hay muchos asuntos que arreglar aquí — Además no estaba en un "tiempo de paz" con Mera por algunos asuntos, comenzando con ascender a la superficie para ayudar a esos "ingratos" con sus problemas (palabras suyas). De vez en cuando el rey de los mares volteaba a su alrededor, impaciente por la llegada de los otros ¿o acaso nuevamente esto era una de esas "trampas" de Wayne para hacerlo trabajar más? [/code]
Sonrió a medio labio, mirando su propio reflejo en uno de los vitrales.
— Volveremos a la capital después de esta misión. ¿Volverás a casa o piensas quedarte un tiempo en la superficie? —inquirió, mirando al Hombre Marino de soslayo, pues parecía que sólo a ellos los citaron tan temprano. No había rastro de sus demás compañeros.
