Alguna vez usé sedas, telas finas y fragancias. Asearon mi cuerpo y me alistaron según el deseo de mis amos. La hija del Rey suele ser caprichosa, pero entre el lecho, la noche y los placeres ¿quién soy yo para reprocharle? Sólo soy el perro que obedece a su amo.
- ¿Yo? Una humilde guerrera jaguar, mi estimado. -Respondió tranquilamente, sin posicionar en ofensiva y/o defensiva, simplemente no tenía intenciones de atacar, sino de recolectar un poco de información.- - Cham Cham lamenta el inconveniente, pero Cham Cham no pudo evitar escuchar tus palabras, sentir tu sufrir y ser testigo de tu soledad interna. -Aún manteniendose en una erguida posición y el largo bumerang sobre su hombro, la chica no se inmutó y tampoco hizo el menor movimiento.- -Buscó algo en especial, quizá usted pueda ayudarme, buen hombre, Cham Cham viene en son de paz.
El instinto de alerta saltó con prontitud, se creía a solas en su alcoba y de ahí que sus armas estuvieran a unos metros de él en el buró. Miró enseguida a aquella que se escurría en su privacidad, poniéndose en pie enseguida— ... ¿Quién eres? —las palabras de la mujer quedaron relegadas de momento, quería saber primero que todo quién era y como había llegado hasta ahí.
- ¿Alguna vez pensaste en librarte de tú atadura, guerrero? -Una dulce voz se esparció dentro del solitario recinto, proviniendo de una sutil y femenil figura que logró adentrarse con sigilo.- -Yo en tú lugar, tendría la convicción de demostrar el poder que existe y ser más allá que un simple "Perro obediente".
