Sonrió. Decir algo como eso con tales palabras de forma tan sincera era algo natural solo para mujeres con un carácter muy especial y de su propio gusto, lo que le gustaba en las chicas: Fiereza sensual y cierto toque falsamente inocente, vulgaridad tierna o elegante.
- Ya veo, entonces hay que tocarlo y tocarlo sin parar ese botoncito, claro queda.
Hablo canchero y salido pero no excesivamente, acercándose a ella igualmente. Al llegar ahí, no la abrazó pero se le pegó por detrás, no todavía, hablándole al oído.
- He escuchado que pueden hacerse cosas... Interesantes con esa máscara de boca, cubriendo cosas~ ¿Te gustaría intentarlo?
— Es mi botoncito de felicidad, sí —Sonrió, repasando su labio inferior con la punta de su lengua, luciendo más aquella perforación. Le guiñó un ojo y se dio media vuelta, dirigiéndose a la sombra de una sombrilla de playa que había apartado apenas había llegado.
