Con sumo cuidado lo tomo entre sus manos, pero aquella respuesta solo avivó su curiosidad, esa inocencia de niña, ese abuso de confianza y esa nula idea de no meterse en las cosas ajenas.

― ¿lo que buscaba? ―

Agregó notoriamente con la intención de inquirir más al respecto.

― Se mucho de caballeros, aunque no lo parezca, conozco muy bien a varios de ellos. Tal vez pueda ser de ayuda. ―

y con un poco de sigilo mostró un broche que escondía entre sus ropajes, que revelaba su identidad como princesa, para cualquiera, que la señorita revelara su identidad podría ser peligroso, sin embargo, la biblioteca estaba rodeada de guardias y desde una distancia considerable, ella era vigilada, con aquella falsa idea de libertad.