« Back to Album · Next »
Esta es la cara de un joven al cual han dejado plantado.

No es un día muy feliz para Yuuji. Lo habían plantado en su primera cita.
¡Incluso le había pedido consejos de qué hacer a su vecina! Le había preguntado hasta como vestirse, donde llevar a su cita ¡Todo! Hasta sentía pena volver a su casa y que ella lo esté esperando para preguntarle como le fue.
 
Newest First | Oldest First
Estaba tan concentrada en enfriar su bocado que no notó ni la mirada de Itadori ni su cercanía. Que le quitara los fideos la tomó por sorpresa y en el proceso algunos de los fideos cayeron de regreso a la olla, salpicándole el escote y la cara.

—¡Ah! ¡Quema! ¡Yuuji-kun! —reclamo mientras intentaba limpiarse el caldo que le había salpicado. Pensó en reprenderlo mientras se limpiaba el pecho, pero al mirarlo de reojo con el ceño fruncido, por primera vez en la noche lo vio animado y con energía. Así que no dijo más y simplemente negó con la cabeza, dejándolo que comiera un poco más.

—¿Está lo suficientemente picante o necesitas más? Vamos, tienes que llorar todo de una, no te dejaré llorar después. —amenazó bromeando pero firme, a la par que se estiraba por una salsa.
— Joh... que mala eres Misato, me pusieron peor que a un campeón y me dices que prefieres irte a otro lado antes que conmigo... —

Le infló las mejillas en señal de protesta ¡Y no solo eso! También le sacó la lengua. No se olvidaría de eso.
Tomó los palillos que le ofrecía la mujer y se acercó a la olla.

— ¡Itadakimasu! — Gritó el también, bastante animado. Estuvo a punto de atacar la olla, pero se quedó mirando como Misato enfriaba sus fideos... se quedó embobado unos segundos mirándole los labios. No supo por qué, quizá era el alcohol en su cuerpo, pero acercó sus labios a los de ella y... ¡Le robó los fideos de un mordisco antes de que ella pudiera comerlos!

— ¡Sin lugar a duda tu ramen es el mejor Misato! ¡Hahahaha! —
en la silla que estaba a la derecha del pelirrosa, quedando sentada al borde de su silla de manera perpendicular a él, mientras que se asomaba a ver el humeante contenido de la olla.

—Itadakimasu!— esclamó con un aplauso y comenzó a maniobrar los fideos directamente de la olla con los palillos, usando el platito únicamente para no ensuciar la mesa, inclinándose hacia el frente. Tan descuidada como siempre era, nunca medía las posturas sugerentes natas que tenía cada que hacía algún movimiento simple como ese, pues siempre que estaba en casa llevaba ropa ligera. Le dio un primer bocado soplando sobre los fideos, pues estaban hirviendo. —Ah, ah, ah.... ¿Qué esperas para comer? Se van a enfriar y los comeré todos si no te apresuras.... Ah...! —decía soplando aún su bocado humeante.
—Por supuesto que no te iré a visitar, qué aburrido, preferiría ir a la playa a broncearme.... —replicó sin tacto frunciendo el rostro al escuchar lo último que había dicho. Suspiró, después de todo era normal que dijera cosas tan tontas y extremistas, seguramente era la primera vez que experimentaba algo parecido a una ruptura de corazón. Observaba su comportamiento y se le hacía bastante normal, Itadori siempre había sido peculiar. Le sonrió y negó con la cabeza, poniéndose de pie para ir hacia el ramen.

Despistada y pésima cocinera como siempre era, simplemente se acercó a echarle algunos polvos al caldo. Los revolvió ligeramente, los olfateó y consideró que era hora de servir su mal logrado ramen. Puso la olla frente a Itadori sobre la mesa, le extendió un par de palillos y un pequeño bowl, para después sentarme con los mismos artefactos para ella.

—Ya olvídate de eso por un momento y disfruta de este magnífico ramen que acabo de hacer para ti.— dijo sentándose ésta vez...
— ¡Pero Misato...! ¿Cómo dejar de llorar? ¿Como podría volver a confiar en alguien ahora? Jugaron tan fácilmente conmigo, no podría darme cuenta si alguien realmente salir conmigo o si solo quiere reirse de mi... —

Se tiró completamente en la silla, dejando caer su cabeza hacia atrás de una forma muy exagerada. Levantó su bebida y dejó caer su contenido en su boca como si fuese una pequeña catarata, incluso hizo unas gargaras con la soda. Bebió por completo y de un momento rápido volvió a sentarse correctamente, dando un golpe de puño en la mesa.

— ¡Quizá debería olvidarme de todo eso y volverme uno de esos monjes que viven en las montañas! Si lo hago ¿Me vas a venir a visitar Misato? —
¡Casi se atraganta cuando escuchó la voz de la mujer gritarle desde su habitación! Bajó la cerverza nuevamente a la mesa con cierta lentitud, como si Misato estuviera detrás de él y quisiera que no se diera cuenta de que había tomado de su cerveza ¡Incluso miraba de reojo para ver si la veía venir! Las mejillas del joven estaban encendidas. Dejó de mirar de donde se supondría que vendría la mujer y volvió a mirar la lata, relamíendose un poco ¿Acaso le había gustado la cerveza o acaso...? Se apuró en cumplir la orden que le habían dado. Puso a calentar el agua y volvió a sentarse en su asiento, dándole un sorbo a su soda encontrándola muy poco "emocionante"

Cuando volvió la mujer, casi le da un vuelco al corazón cuando tomó su cerveza. Creyó que se iba a dar cuenta de que le faltaba algo de contenido, pero ni siquiera le prestó atención.

Las mejillas de Yuuji seguían encendidas, pero por algo más. Su voz estaba algo cambiada.
con naturalidad dirigiéndose a la alacena, de donde sacó algunos paquetes de ramen instantáneo y los vació descuidadamente en el agua que estaba hirviendo. Se terminó la cerveza y fue por otra al refrigerador, la cual abrió justo antes de cerrarlo.

—¡Ahhhhh! No hay mejor sensación en el mundo que el primer trago de una cerveza recién abierta. Recuérdalo para cuando crezcas.— dijo guiñándole el ojo al pelirrosa y mirándolo ahí sentado. —Yuuji-kun, esta noche podrás desahogarte conmigo para que saques las penas de tu corazón... Pero después de eso no más lloriqueos, ¿de acuerdo? Nos divertiremos y olvidarás a esa chica malvada. ¡Hay demasiadas chicas lindas allá afuera que morirían por ti!— dijo entusiasmada tratando de contagiarle su enérgica actitud, casi imponiéndosela con sus ademanes exagerados y una mirada determinada.
con naturalidad dirigiéndose a la alacena, de donde sacó algunos paquetes de ramen instantáneo y los vació descuidadamente en el agua que estaba hirviendo. Se terminó la cerveza y fue por otra al refrigerador, la cual abrió justo antes de cerrarlo.

—¡Ahhhhh! No hay mejor sensación en el mundo que el primer trago de una cerveza recién abierta. Recuérdalo para cuando crezcas.— dijo guiñándole el ojo al pelirrosa y mirándolo ahí sentado. —Yuuji-kun, esta noche podrás desahogarte conmigo para que saques las penas de tu corazón... Pero después de eso no más lloriqueos, ¿de acuerdo? Nos divertiremos y olvidarás a esa chica malvada. ¡Hay demasiadas chicas lindas allá afuera que morirían por ti!— dijo entusiasmada tratando de contagiarle su enérgica actitud, casi imponiéndosela con sus ademanes exagerados y una mirada determinada.
Después de escuchar tremendo golpe que se dio en la cabeza sólo se limitó a negar con la cabeza con una sonrisa irremediable.

—No te preocupes, ¡del ramen me encargo yo!— gritó desde su habitación mientras se retiraba la toalla y comenzaba a vestirse aún tarareando las canciones de la estancia. —Ah, ¡Yuuji-kun! ¿Podrías poner a calentar el agua, por favor? No tardaré, sólo me cepillaré el cabello. —gritó desde la habitación seguramente dándole un infarto al incauto pelirrosa que estaba bebiendo de la cerveza que ella había dejado.

Mientras se cepillaba el cabello frente al espejo, pensó en el pobre adolescente y en lo derrotado que se veía. Se dio cuenta de que no extrañaba las peripecias de la juventud, negó con la cabeza, suspiró y se puso de pie con la mejor de sus sonrisas. —Vamos, Misato, ¡tienes que animar a Yuuji-kun!— se dijo a sí misma y salió de la habitación sin ver nada anormal. Pero claro que no vería nada raro, era despistada por naturaleza. Tomó su cerveza y le tom
* la lata. La tomó y la acercó hacia el. Miró el agujero de la lata. Estaba tan fría que aún estaban marcados los labios de Misato. Tragó saliva y se sonrojó... ¿Si tomaba sería un beso indirecto....? No se lo pensó dos veces y le dió un largo trago.

Add a comment...
 
Send Comment