El rostro se le descompuso merced a la confusión acumulándose en su interior. ¿No le estaba hablando de ese lobo con el que tuvo problemas? Mierda. [?]

— ¿¡Ah?! ¡Ni siquiera sé su...! — No pudo culminar la oración, el arrebato de Inuyasha la empujó pero ella, ágilmente, alcanzó a mantener el equilibrio.


— ¡OYE! ¡CASI ME TIRAS! — Vociferó con la intención de hacerlo retroceder, mas fue tarde.

— ¿Qué mierda sucede con él hoy? Deben ser cosas de ancianos... [?!] —

— ESPERA UN MOMENTO —volvió a frenar, pero esta vez la agarró del hombro, haciéndola girarse hacia él—. ¿¡TODO ESTE TIEMPO HABLABAS DE QUE VISTE A KOGA?! —y él pensando que a su esperpento de hijo.





— ¡¿QUE TE DIJO QUÉ?!? —¡¿SER EL PADRE DE SU HIJA?! ¡JAMÁS! ¡NI CAGANDO!

En un pestañeo, InuYasha desapareció más rápido que cuando el maldito lobo se iba corriendo con los fragmentos de la perla incrustados en sus piernas. No había marcha atrás: fue a matarlo. [?]

— ¡Entonces no te me atravieses! — Alzó el puñito en aras de mostrarse amenazante. Dio un suspiro, adelantándose al paso de Inuyasha. Hablar con él era como hablarle al espejo.

— Uhmmmm... Veamos — El dedo índice tamborileó sobre su labio inferior mientras recordaba. Escucharlo tan tranquilo le dio la confianza suficiente para contarle... Grave error. [?]

— Buscaba la cabeza de un demonio que Jyubei me encargó cuando me lo crucé cerca de la aldea. Dijo que yo olía a perro y que él fue tu rival, pero no dijo en qué o de qué... — Deslizó la mirada a Inuyasha; un aire burlón se apoderó de ella — También dijo que pudo haber sido mi padre. [?] —

Cesó la caminata breve pero abruptamente, provocando que su hija chocara de frente contra la espalda del híbrido. Viró el rostro para verla por encima del hombro e indicarle con un movimiento que se pasara al frente.

— Donde pueda verte —le recordó, no quería perderla de vista un segundo—. ¿Así que ya habías platicado con él? —inquirió con una voz pasiva, menos mal que la chiquilla no podía ver su cara luego de decir aquello, ya que estaba cambiando de su habitual tono ligeramente bronceado a un rojo intenso—. ¿Cómo es que lo conociste? —trataba de no subir su tono de voz, sabía que de alterarla no podría sacarle ninguna información. El castigo vendría después de obtener todas las respuestas que quería, así que intentó sonar como un padre comprensivo. [?]

Desde lo más recóndito de su alma, ya se la estaba jurando a Koga. No le caía para nada extraño que fueran parecidos hasta en eso; Moroha era el vivo ejemplo del poder de la sangre.

[ Jajajaja, soy Kiara y el hijo de Kōga es Kovu {?} ]

Se aseguró de no perderle el ritmo de la caminata. Moroha estaba ansiosa por conocer el pasado que envolvía a aquel muchacho al que vio por escasos tres segundos [?]. Cuando la respuesta llegó, procesó la información detenidamente. Era medio despistada en esos temas amorosos pero pareció comprenderlo... aunque todavía le fue exagerada la reacción de su padre.



— Ya entiendo. Así que es el hijo del lobo que conocí hace unos días. Me dijo exactamente lo mismo que tú; que eran rivales. ¿Tanto escándalo por eso? Sólo quería un amigo. [?] —

Después de un largo rato de llevar a la menor en su espalda, la bajó. Caminaba en silencio, con los brazos cruzados.

El agotar energías lo hizo detenerse a meditar unos momentos. Era justo que la menor le pidiera explicaciones, especialmente por como se comportó antes.



— No lo odio —admitió—, ni siquiera lo conozco —añadió, encogiendo levemente los hombros antes de cruzar ambos brazos detrás de su cabeza y retomar su andar, ya con más soltura y despreocupación—. Pero a su padre sí lo conozco —cerró los ojos, torciendo sus labios considerablemente—. Hace muchos años, antes de que tú nacieras, solía meternos en problemas... pero siempre se preocupaba por tu madre y también quería protegerla —ladeó ligeramente la cabeza, para verla de soslayo—. ¿Comprendes lo que quiero decir?

— ... — Lo ve con desdén, pero al final decidió mutar ese gesto por uno entre divertido y retador.


— Hasta que no me expliques quién era ese mocoso y por qué lo odias tanto, iré a buscarlo. ¡Seguro nos divertimos juntos, neee! — [?]