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User1576008 · 26-30, M
Cierto era que InuYasha no era el mejor con las palabras, pero su preocupación era de lo más genuina. Después de todo, en todo este tiempo Sango había demostrado (más que ser la mejor guerrera) ser una amiga de confianza.
— Ya veo.
Por un momento agachó la mirada, no sabía exactamente qué decir para hacerla sentir mejor. Sólo estaban los hechos y las crudas probabilidades.
— Él está vivo —la garantía de sus palabras estaba en que todos sabían que tener a Kohaku con vida era lo más conveniente para ese miserable, pues era así como podía seguir manipulando a su compañera, y por lo tanto, al grupo también.
Siguió los pasos de la uniformada, nuevamente cruzó los brazos. Él no se sentó, simplemente se quedó de pie a su lado, manteniendo su mirada ambarina en el agua que fluía frente a ellos. También se había hecho la misma cuestión tantas veces últimamente.
— No permitiré que eso pase. Destruiremos a Naraku primero.
— Ya veo.
Por un momento agachó la mirada, no sabía exactamente qué decir para hacerla sentir mejor. Sólo estaban los hechos y las crudas probabilidades.
— Él está vivo —la garantía de sus palabras estaba en que todos sabían que tener a Kohaku con vida era lo más conveniente para ese miserable, pues era así como podía seguir manipulando a su compañera, y por lo tanto, al grupo también.
Siguió los pasos de la uniformada, nuevamente cruzó los brazos. Él no se sentó, simplemente se quedó de pie a su lado, manteniendo su mirada ambarina en el agua que fluía frente a ellos. También se había hecho la misma cuestión tantas veces últimamente.
— No permitiré que eso pase. Destruiremos a Naraku primero.
User1576008 · 26-30, M
— ¿Y qué es lo que necesitas probar? —el semi-demonio ya se encontraba de pie sobre la misma rama en la que habría estado reposando desde hace un rato. Tenía los brazos cruzados y una expresión de incredulidad en el rostro.
Saltó sin más, aterrizando de pie a un par de metros de su compañera.
— ¿No te han dicho ya que estás de pésimo humor? —no lo dijo a modo de burla, sino que en el fondo le preocupaba que algo pudiera estar perturbándola. Aún así la voz del albino mantenía su habitual tono de hastío—. ¿Qué ocurre, Sango?
Saltó sin más, aterrizando de pie a un par de metros de su compañera.
— ¿No te han dicho ya que estás de pésimo humor? —no lo dijo a modo de burla, sino que en el fondo le preocupaba que algo pudiera estar perturbándola. Aún así la voz del albino mantenía su habitual tono de hastío—. ¿Qué ocurre, Sango?
User1576008 · 26-30, M
Ni siquiera necesitaba tener los ojos abiertos para saber que el arma de la uniformada se aproximaba hacia él. Para mala suerte de ella, lo esquivó sin mucho esfuerzo — ¡TONTA! ¿Pensabas vencerme con tu boomerang?
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