—Tu actuación me conmueve, pero recuerda que no estás en la escuela rodeado de alumnos crédulos. Estás en mi casa.
Sentenció con una sonrisa ladina poco impresionable por su bien conocido amigo y jefe. Hizo un ademán con sus dedos, llamándolo a acercarse más, y al tenerlo a escasa distancia, rodeó su cintura con la cinta, midiendo el contorno.
—Lo que me lleva a lo siguiente: te conozco y tienes ojos en todos los rincones de tu escuela, ¿pero cómo sabías lo que estaba haciendo ahora mismo en mi casa?
Bajó la cinta hasta sus caderas, lo que mediría desde sus glúteos hasta su entrepierna, pero no prestó atención a la cinta; veía directo a las luciérnagas amarillas que brillaban tras el antifaz y rozaba deliberadamente la entrepierna ajena con el dorso de sus dedos.
—Hah, Crewel, no me martirices más de lo que ya lo está haciendo este día, sabes bien que todo lo hago por mis estudiantes, soy tan buena persona que incluso hago acrobacias para que tengan clases apropiadas y enriquecedoras.
Aquellas palabras fueron acompañadas de un ademán bastante teatral pues había puesto el dorso de su mano sobre la frente, cómo si toda la situación le causara mucha aflicción, claro, quizás iba un poco exagerado, pero sus intenciones siempre eran las mejores.
Para su suerte su buen colega había accedido y cuando el diseño fue mostrado sus ojos brillaron bajones antifaz de cuervo que siempre portaba, una amplia sonrisa ocupó su expresión —Tal cómo esperaba de ti mi querido amigo, me parece una opción perfecta como reemplazo, sabía que podía confiar en ti.—
Musitó con decepción mirando el tejido rasgado y la pierna expuesta. Sin embargo, se acercó a evaluar con mas detalle la prenda, incluso agachándose un poco frente a él y tomándola entre sus dedos. No podía sentirla pues su mano estaba enfundada en cuero, pero solo a la vista reconocía una tela ya gastada.
—Si se rompieron es porque ya no aguantan más maltrato. Por suerte para ti, hoy estaba sintiéndome particularmente creativo. —Comentó con media sonrisa, avanzando hacia su mesa de trabajo para tomar su cinta métrica y pasar unas páginas en un cuaderno de dibujo—. Creo que necesitas un par nuevo. ¿Qué opinas de estos? —Señaló el diseño de unos pantalones de corte moderno, pero conservadores, varoniles, oscuros.
—¡Claro que tengo vergüenza! Por eso mismo vengo en busca de tu ayuda Crewel, no puedo ir por la escuela con el pantalón rasgado.— Exclamó con cierto tono dramático en su voz, era claro que le afectaba bastante el asunto, la abertura de su ropa iba desde su tobillo hasta la mitad de su muslo.
