—El sonido gutural que emitió ante la última declaración fue profundo y bajo; algo que no lograba distinguirse entre un gruñido y un suspiro. Su rostro igual expresaba el desagrado de tener forzada a su especie a convivir en paz con otras tan débiles—. Siempre que sepan quién domina, Leona. —Declaró, volviendo a fijar su mirada en la del león más joven. Sólo eso bastaría para dejarle claro el mensaje.

¿Quiénes fueron los últimos en inscribirse? —Su tono no expresaba curiosidad; era el tedio de siempre, pero al mismo tiempo la necesidad de mantenerse informado—. ¿Algún problema del que deba enterarme?

... - La fría y penetrante mirada de su Rey fue tan intensa que, a pesar de que el rostro del líder de Savanaclaw estaba fijado en el rocoso suelo del lugar, podía percibir claramente aquella sensación, causando que su nuca y espalda alta se erizaran un poco. -

Es un grato privilegio para mi que su legado siga en pie, mi Rey... - Respondió, en un tono de total sumisión jamás utilizado en otras personas, pero sí ante el que todos en sus terrenos y gobiernos consideraban el rey de la sabana. Al oir su orden, se enderezó y se puso en pie, mirándole al fin. - Así es, mi rey. Por desgracia...Muchos herbívoros se inscribieron este año.

Leona. —Observa desde su posición de reposo en la alta roca, con ojos penetrantes que no pierden su frialdad, a pesar de que sus ojos ven de lo poco que queda para su tranquilidad—. Que mi legado se mantenga vivo era de esperarse... pero también me tranquiliza. —Pausa unos segundos, antes de retirarle la mirada de encima—. Levántate... ¿Todo en orden en lo que te concierne liderar?

Su Majestad... - Se inclina ante la presencia de su rey.