Estaba en una encrucijada. En una terrible, aterradora, encrucijada... ¿Cómo silenciar a Martina y a Pokota, que no dejaban de exponer la interminable lista de desastres que había ocasionado por cada sitio que había conocido su nombre, sin exaltarse, sin sumar cargos delante de su hermana mayor? ¿Cómo hacerlo delante de aquella sádica jueza que todo lo volteaba en su contra? No podía... Por primera vez se sentía acorralada.
—¡No sé de qué hablas! Yo... Yo no te conozco, niña, ¿quién eres tú? ¿Qué es Zoana? —Plan C: ¡Negarlo todo, TODO!
—¡El precio se compara! ¡No me interesa cuál sea tu más temido miedo, porque algo de ti quiero sacar para que estemos a mano, así sabrás lo que se siente ser una chica miserable hasta resurgir de las cenizas como lo fui yo!—
¿Eh? ¿de dónde salió esa bola de pelos parlante? lo tomó en sus manos pero no le interesó, lo lanzó lejos. Así que procedió a lanzarse a la hermana de su rival con brillos en sus ojos y una gran sonrisa.
—¡Tu debes ser Luna, si que eres mucho más hermosa que ella! Y si, verás, Rina destruyó mi castillo con uno de sus hechizos y nunca pagó nada a cambio —
Mmm bueno para ser justos el padr3 de martina preparaba una ofensiva al reino de seirun y en mendio d elas negociaciones a alguien s ele boto la pelota y rina con sus enorme pasciencia y autocontrol(notese el sarcasmo) volo un golem mal hecho con toda la cuidad sumando una mas ala su larga lista de problemas incluso hubo un detective q buscaba arrestarle x varios de esos crimenes
—¡El precio no se compara! —un castillo a cambio de su sentencia de muerte; no, no podía ser equitativo algo así. Porque sí, a su ver, Luna no era más que una sentencia.