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OSAƊÍA

Frío que te recuerda que estás vivo. Frío que mantiene tus pies sobre la Tierra. Frío como la nieve. Frío como en el polo Sur.
Abre los ojos, Sokka. Estás en casa. De nuevo tienes 10 años. Tu vida es plena, feliz, inocente y tranquila. Tu madre y tu hermana juegan juntas debajo de las pieles que cubren sus cabezas al dormir, probablemente trenzándose el cabello o, simplemente, haciendo alguna actividad. Tú estás preparándote para ser un hombre y un guerrero desde tan temprana edad y arrastras los animales que tu padre trajo...
 
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User1574023 · 22-25, M
...¿no es el mismo que acabó con la vida de tu madre?

Mientras aguardas afuera, nervioso, que concluya la primera lección con fuego para el avatar, estás preguntándote qué harías si tú pudieras dominar el fuego. ¿Lo usarías? ¿Tendrías el valor de usarlo? ¿Y con qué? ¿Para qué? Si el fuego te arrebató todo lo que amabas. Son muchas preguntas que te preocupan porque sabes que Aang tiene una parte de ese enemigo dentro de sí. ¿Pero confías en él?

“Claro que confío en él”, pensaste. Pusiste todo tu corazón en ese niño de doce años para salvar al mundo y protegerte a ti y a tu hermana.

Pero poner tu corazón en él no es suficiente.

¿Qué escuchas, Sokka? Es Katara llorando. Ella llora de dolor porque alguien la ha lastimado.

Te apresuras, corres tan rápido como puedes y la vez llorando a orillas del agua. El avatar trata de acercarse a ella para “ayudarla”, pero te das cuenta de que él la lastimó.

¿En qué piensas? Sientes la quemadur
 
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